cacholydia@yahoo.com
Octavio era un joven activista de 28 años. Educado, buen amigo, lo que se dice un buen ciudadano mexicano que con su trabajo cotidiano en la ciudad de Querétaro formó a miles de jóvenes en la responsabilidad y el amor al prójimo. Octavio era incansable, daba pláticas, cursos y conferencias sobre tolerancia a las diferencias, sobre la salud sexual y el cómo debemos tratar las personas que viven con VIH-SIDA en México.
Octavio vivió en una de las ciudades más conservadoras de nuestro país: Querétaro. Tan conservadora y doble moralina que los abogados de la Comisión Estatal de Derechos Humanos rechazaron las peticiones del joven cuando acudió a poner una queja formal por amenazas de muerte. La CEDH resolvió ignorarlo, aunque las amenazas a su vida eran contundentes, el prejuicio de las personas encargadas de la protección de los derechos humanos afloró y es, en gran medida, la causa de su asesinato. Octavio Acuña era homosexual.
Una semana antes de su asesinato, Octavio dio una conferencia en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, de Querétaro. Allí, con la voz quebrada narró las amenazas que había recibido y contó a su público que la CEDH le había negado la ayuda para solicitar medidas cautelares para su protección.
La pareja de Octavio también teme por su vida, así como los representantes de la organización civil que ellos fundaron para educar a la población sobre el respeto y la tolerancia a las diferencias, denominada Aquesex.
Mientras cientos de organizaciones civiles en México se muestran indignadas ante un asesinato que pudo haber sido prevenido, la Iglesia Católica Mexicana, con órdenes desde el Vaticano, fortalece sus programas de homofobia institucional. Prueba de ello es el proyecto presentado ante al Asamblea General de Obispos Del Consejo Episcopal Mexicano (CEM) con el proyecto del reconocido homófobo John Harvey fundador de la clínica “Courage”, que desde 1978 trabaja con sede en Nueva York bajo el argumento de que la homosexualidad se puede y debe curar.
Harvey pretende que su proyecto se instale en la Basílica de Guadalupe, en la capital de México; mientras se fortalece el ya existente en Morelos. Desde el 2004 el “padre Buenaventura” se dedica a “curar” a hombres homosexuales, bajo el argumento de que todos los gays lo son como producto de una enfermedad causada por una violación sexual en la infancia, o por la presencia de un padre violento o brutal. Su estrategia llega respaldada con cientos de miles de dólares de la ultraderecha norteamericana, y ya está en negociaciones con Provida y la unión de Padres de Familia. Para la promoción de su campaña, pretende convencer a padres y madres de jóvenes gay que rechacen la homosexualidad de sus hijos y les envíen a estas clínicas. Uno de sus voceros principales en Cuernavaca es Oscar Rivas de 26 años, quien asegura “haber sido curado del mal” gracias al padre Buenaventura.
La estrategia internacional de homofobia, promueve la denuncia de homosexuales en las comunidades, así como el rechazo social y familiar; puesto que asegura que se ha comprobado científicamente que “La homosexualidad se puede curar reorientando a las personas para que se sientan heterosexuales y sanen su masculinidad”. Lo hacen utilizando los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, proponiendo que la homosexualidad es una enfermedad y un vicio.
Esta campaña significa la vuelta de la Iglesia Católica mexicana a la inquisición, la intolerancia y la promoción de la violencia. Viniendo de quienes silenciaron el juicio del padre Marcial Maciel, quien abusó sexualmente de varios niños en el seminario, resulta de una hipocresía aberrante.
Octavio insistía en que México necesita hoy, más que nunca, activistas sociales que reivindiquen el derecho a las diferencias, de padres y madres que amen a sus hijos por quienes son y les nutran de amor. Trabajando en su condonería en la que fue asesinado, Octavio Acuña, promovía el respeto, el goce, el amor a la vida.
No se ha encontrado a su asesino, pero sí queda claro que los cómplices tienen nombre: entre ellos están los responsables de la CEDH de Querétaro, y los curas como Harvey, que desde el altar incitan a la violencia contra hombres ejemplares como Octavio, que nos enseñaron a aprender a amar en libertad y a respetar al prójimo. ¿Que opinas?
Si la mujer es la mitad del cielo, como dicen en China, aquí, en la Tierra, (...)
Uno de esos personajes formidables fue una mujer a la que no se cita (...)
TODAS LAS MUJERES TODOS LOS DERECHOS LESBIANAS, CIUDADANAS EN IGUALDAD En (...)
Les festes de moros i cristians es celebren a Alcoi, al voltant del 21,22 (...)
Las organizaciones han iniciado contactos con los grupos parlamentarios (...)
Esta innovadora ficción en contra del sexismo imperante, tiene, por encima (...)
En muchas ocasiones las Profesoras que nos dedicamos a los Women’s Studies, (...)