Por Montserrat Boix
Por fin un libro que ofrece al feminismo claves ecológicas imprescindibles y al movimiento ecologista claves feministas ineludibles para construir otro mundo posible. Alicia Puleo ha sido pionera en el ecofeminismo. Implicada desde hace una década en su investigación, ofrece en su nuevo libro Ecofeminismo para otro mundo posible una visión sólida, madura y práctica de los retos a los que nos enfrentamos en nuestro día a día para construir una sociedad más ética y sostenible.
Cuando coordiné un curso sobre ecofeminismo en la Universidad Complutense de Madrid a finales de los años 90 me dio la impresión de que nos faltaba en la cultura ibérica y latinoamericana referentes de elaboración propia que tuvieran que ver con la línea de feminismo que yo seguía – dice Puleo- y empecé a profundizar en ciertos aspectos de la teoría y de la acción.
Cuenta que quería un libro artesanal y sin duda lo ha conseguido. Ha sido como un sueño, noches enteras leyendo, investigando, siguiendo el hilo de la curiosidad. El libro es el resultado de cinco años de trabajo y mucha reflexión
Ecofeminismo para otro mundo posible conecta el feminismo con los movimientos sociales del siglo XXI y presenta un ecofeminismo que recoge el legado igualitario.
Imposible pensar en otro mundo posible sin tener muy presente la desigualdad del reparto de la tierra -apenas el 1 por ciento de la propiedad de la tierra está en manos de las mujeres-
Alicia Puleo plantea en su libro una crítica contundente al neoliberalismo y su responsabilidad en la destrucción del planeta. Denuncia la desigualdad brutal en el reparto de la tierra, la feminización de la pobreza.
Los problemas del planeta nos unen por definición a todas las personas del mundo pero de manera especial para las mujeres. Las mujeres unidas, las del norte y las del sur, las de los países desarrollados y las de los países en desarrollo, tenemos mucho que decir y somos decisivas para dar un giro global al futuro.
¿ES POSIBLE UN ECOLOGISMO SIN PERSPECTIVA DE GÉNERO?
Existe. No hay más que ver la gran cantidad de materiales destinados a la formación en ecología y protección medioambiental en los que las mujeres permanecen invisibles. También ha habido alguna declaración infortunada de líderes ecologistas anglosajones que llamaban a las mujeres a volver al hogar porque era más ecológico. O, para seguir con el tema del multiculturalismo, se ha mitificado la relación de pareja de sociedades etnológicas en las que las mujeres se encuentran totalmente sometidas. Pero también hay que decir que una parte importante del movimiento ecologista está integrando la perspectiva de género y se interesa por el ecofeminismo. Esta tendencia es inteligente y tiene futuro.
APORTACIONES A LA LITERATURA FEMINISTA Y A LA LITERATURA ECOLOGISTA
En primer lugar, el libro aporta un acercamiento filosófico entre feminismo y ecología para el siglo XXI, una proximidad amistosa que contribuya a la riqueza del pensamiento y de la praxis de ambos, sin subordinaciones. Señala las conexiones y las dificultades de esta relación. Aspira a ofrecer al feminismo algunas claves ecológicas actuales relevantes para las mujeres; y al ecologismo, las claves feministas que necesita para profundizar en ciertos aspectos de su teoría y de su acción.
¿Qué interés tiene para las feministas?
En primer lugar, ofrecer un ecofeminismo no esencialista, una teoría que no presente a las mujeres como “seres más naturales” que los hombres. He buscado plantear un ecofeminismo que no reniegue de las conquistas del feminismo ni apele al misticismo y sea, por lo tanto, accesible a feministas que no se sienten atraídas por prácticas de corte espiritualista. Desde mis propias coordenadas históricas y personales, he forjado una propuesta basada en el legado de crítica al prejuicio y en la demanda de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Por eso he dedicado dos capítulos al tema de la sexualidad. He querido también llamar la atención sobre aspectos de nuestras sociedades que generalmente pasan desapercibidos y que, sin embargo, afectan al colectivo femenino de manera especial. Pensemos, por ejemplo, en los agrotóxicos y otros productos químicos promovidos por quienes no atienden al bienestar de la gente, sino a los intereses del mercado. Esas sustancias tienen consecuencias negativas para el organismo por su estructura molecular similar a los estrógenos. Voces médicas calificadas han señalado su incidencia en los cánceres ginecológicos y también en el síndrome de hipersensibilidad química múltiple que afecta sobre todo a las mujeres.
Desde el lado positivo, también se trata de visibilizar el protagonismo de las mujeres en una gran variedad de acciones inspiradas por el pensamiento y el sentimiento de una continuidad entre lo humano y lo que llamamos Naturaleza. Hay mucha energía puesta por las mujeres en el Movimiento de Soberanía Alimentaria, en la defensa compasiva de los animales, en el cuidado de la Naturaleza…
Por otro lado, creo que el feminismo tiene que pensar la futura sociedad sostenible para hacer lo que he llamado “una negociación preventiva” con respecto al momento en que tengamos, por la fuerza de las cosas, que salir de esta sociedad de consumo del “usar y tirar”. Hay que plantear las reivindicaciones feministas con respecto al modelo ecológico del futuro. Nadie lo hará si no lo hacemos nosotras.
¿Y cuál es el interés que tiene para la gente que no necesariamente se define como feminista?
Muchas veces el no definirse como feminista se debe a un desconocimiento del verdadero significado del término “feminismo”. Se cree que es algo similar a “machismo” pero al revés, es decir, que sería una ideología de la superioridad y la prepotencia femeninas. El feminismo no es eso, por el contrario. Es la demanda de igualdad y respeto entre los sexos. Supongo que habrá alguna gente ecologista que no se defina como feminista pero quizás le eche un vistazo al libro para ver en qué sentido el feminismo puede aportar adeptas a su causa. Espero que sea la ocasión para ese tipo de ecologistas de comprender qué es el feminismo y por qué todas y todos deberíamos asumirlo si queremos un mundo más justo.
INTERCULTURALIDAD
Tenemos mucho que aprender en Occidente de otras culturas, en especial de los pueblos originarios de América, que no han pensado la relación con la Naturaleza en términos de dominio y explotación sino en clave de cooperación. Su voz y su acción contra la devastación ambiental son hoy en día fundamentales para el futuro de la humanidad y del planeta. Yo planteo en el libro una interculturalidad y no un multiculturalismo indiscriminado. Esto significa que debemos evitar la idealización de sociedades que opriman a las mujeres. Todas las culturas tienen aspectos positivos y negativos, incluida la nuestra, y todas pueden aprender de las demás. El criterio para comparar y mejorar ha de ser el grado de violencia, justicia, igualdad y sostenibilidad que presenten.
EDUCACIÓN EN VALORES
Educar en valores es uno de sus objetivos de Ecofeminismo para otro mundo posible. Participa de la búsqueda de una cultura con nuevos valores de no violencia que integre las experiencias de las mujeres, tan a menudo silenciadas. Además de ese sentido general, dedico una parte a la educación ambiental con perspectiva de género. Creo que una de las asignaturas pendientes que tenemos es la puesta en práctica de una educación emocional ecológica. La razón necesita de la pasión para cambiar el mundo.
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El libro: Ecofeminismo para otro mundo posible. Índice y más referencias.
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