El viernes pasado tuve el gusto de presentar, junto con tres de sus co-autores, Ecología y Género en diálogo interdisciplinar, una obra que he coordinado y que acaba de ser publicada por Plaza y Valdés Editores. La presentamos en la Meta Librería de Madrid, una librería dedicada a la filosofía y el ensayo. Intervinieron Concha Roldán, co-directora de la colección Moral, Ciencia y Sociedad de Plaza y Valdés Editores y directora del Instituto de Filosofía del CSIC, Margarita Pintos, presidenta de ADIM y Teo Sanz, catedrático de la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Association International de la Critique Littéraire.
Este libro, como su título indica pone en relación dos temáticas que no suelen ir unidas. ¿Por qué unirlas? Varias son las razones. La igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la construcción de una cultura de la sostenibilidad y de un modelo de desarrollo realmente sostenible ocupan un lugar central entre los retos pendientes del siglo XXI. Así lo reconocía su inclusión entre los Objetivos del Milenio. Por otro lado, como ya en 1995 señalaba la Declaración final de la Conferencia de la Mujer de Pekín, la degradación del medio ambiente y los desastres “naturales” asociados a ella repercuten negativamente en toda la población pero especialmente en las niñas y mujeres de todas las edades de las zonas rurales en los países empobrecidos ya que aumentan la cantidad de trabajo no remunerado necesario para la supervivencia de la comunidad. La crisis ecológica dificulta y multiplica las tareas que recaen sobre las mujeres, dada la tradicional división sexual del trabajo.
Otra de las razones de la vinculación de ambas temáticas es la particular vulnerabilidad del cuerpo de las mujeres a los tóxicos ambientales, sustancias que, según numerosas investigaciones médicas, actúan como disruptores endocrinos responsables del incremento de graves enfermedades ginecológicas . Sin embargo, la relación en esta obra no se limita a estos problemas específicos.
La idea rectora que lo preside es que los instrumentos conceptuales desarrollados en la Ética ecológica y en los Estudios Feministas, de las Mujeres y de Género pueden potenciarse mutuamente. Así, hemos buscado combinar la fuerza analítica de las nociones de ambos campos para realizar un análisis crítico de la desigualdad de género y de las formas destructivas de relación con la naturaleza que están vinculadas a ella. Durante siglos, la mayor parte de las culturas conocidas han identificado a las mujeres con la Naturaleza y han establecido un orden jerarquizado por sexos en el que el colectivo femenino quedaba, salvo raras excepciones, excluido de las instancias de decisión políticas, económicas y religiosas, así como de los ámbitos de la filosofía, la ciencia y el arte. Esta marginación, además de ser injusta con la mitad de los seres humanos, estableció una rígida polarización por la que ciertos papeles, trabajos, aptitudes y actitudes emocionales fueron considerados masculinos y superiores mientras que los concebidos como femeninos eran vistos como subsidiarios e inferiores. Esta clasificación jerarquizada, en ocasiones explícita, y, en todo caso, siempre presente, se convirtió en hegemónica a pesar de que, sin las devaluadas labores y atenciones afectivas adscritas a lo femenino, las tareas consagradas como masculinas, y hasta la vida humana misma, habrían sido imposibles.
Independientemente de los intensos debates aún no clausurados que generaron las tesis de las éticas del cuidado y a pesar de sus graves problemas y deficiencias, es posible afirmar que abrieron un amplio campo de comprensión con respecto a ciertas prácticas tradicionalmente femeninas que, en el marco contemporáneo, pueden ser vinculadas a la preocupación medioambiental y universalizadas como potencialidades propias de todo ser humano.
Este libro no expresa un único punto de vista que sería representativo de la totalidad de sus participantes, sino que, por el contrario, presenta una diversidad de planteamientos Se divide en tres grandes partes: Cuerpos, Territorios y Resistencias. Las dos primeras aluden a los espacios en los que Naturaleza y Cultura mantienen complejas relaciones que, desgraciadamente, tienden a ser de dominio, explotación y devastación por la conjunción de antiguos paradigmas dualistas de fuerte signo patriarcal y nuevos modelos de la globalización neoliberal que se han construido sobre ellos. La tercera reúne estudios sobre algunas de las formas de la resistencia frente a la destrucción de la Naturaleza que es un proceso que amenaza las bases de la vida en la Tierra.
Espero que las distintas investigaciones reunidas en él inspiren y ayuden a desarrollar más estudios integradores de las perspectivas feminista y ecológica y sugieran prácticas y políticas que no instrumentalicen ni marginen a las mujeres debido a intereses particulares o en nombre de la ecología y del bien común, sino que las reconozcan como nuevos sujetos emergentes que reclaman el cumplimiento efectivo de las llamadas tres generaciones de derechos humanos y que aportan formas de pensamiento y praxis innovadoras y valiosas para una cultura de la sostenibilidad y la igualdad.
Se ha presentado en Madrid una obra que ha costado mucho tiempo y esfuerzo: (...)
Una entrevista de lujo que reflexiona sobre la relación entre el movimiento (...)
¿Impacta el cambio climático a hombres y mujeres en las mismas formas, o han (...)
La nueva Ariadna del siglo XXI es hija del feminismo y de la ecología. Ya no (...)
Quiero comenzar subrayando que ser ecofeminista no implica afirmar que las (...)
LA TEORIA Algunas reflexiones sobre la relación género-medio ambiente (...)
Alicia Puleo es doctora en filosofía y directora de la Cátedra de Estudios de (...)