Católicas por el derecho a decidir se muestra preocupada por la elección del nuevo papa.

La organización Católicas por el Derecho a Decidir afirmó hoy estar preocupada por el futuro de la iglesia, luego de la elección del nuevo Papa Benedicto XVI, nombramiento que recayó en el cardenal alemán Joseph Ratzinger.

En un comunicado, Católicas por el Derecho a Decidir, señala que ven con preocupación una iglesia dividida, con un disenso fuerte al interior, demostrado por la elección de un nuevo Papa, cuyo papel de Prefecto de La Congregación para la Doctrina de la Fe fue de imponer disciplina, suprimir la discusión y silenciar a las voces disidentes.

En ese sentido, advierten que ven lejana la repuesta a la demanda sentida por la comunidad de creyentes de una iglesia incluyente, respetuosa de las diferencias y en donde la justicia y la defensa de los derechos humanos sean los principios rectores de la Iglesia.

Pese a todo, la organización señaló que espera que "el espíritu de Dios abra al nuevo Papa la sensibilidad y la sabiduría para dar respuesta a dos de los desafíos muy grandes de la iglesia para el siglo XXI". Por un lado, la crisis de abuso sexual por parte del clero y, por el otro, la política sobre el uso de los condones para prevenir el VIH/SIDA.

Católicas por el Derecho a Decidir expusieron que si el nuevo Papa tiene la voluntad de sanear las fracturas internas de la iglesia y de acercarla la comunidad de creyentes, de inmediato podría reunirse con sobrevivientes de abuso sexual y levantar la prohibición sobre el uso del condón.

Estos pasos no requieren cambios en las enseñanzas; son consistentes con las normas teológicas y disciplinarias de nuestra Iglesia, apunta la organización integrada por católicas comprometidas con la búsqueda de la justicia social y el cambio de patrones culturales y religiosos que atentan contra la dignidad humana.

EL NUEVO PAPA

En su comunicado, Católicas explican que Joseph Ratzinger, hoy nombrado Benedicto XVI, fue responsable de varios documentos eclesiales de corte conservador, entre otros, de la Declación Dominus Jesús, en donde afirma, en contra del espíritu del movimiento de Jesús, que "fuera de la iglesia católica no hay salvación", desconociendo así el papel de las otras religiones del mundo.

Otro documento fue la Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al Compromiso y a la Conducta de los Católicos en la vida política, ahí llama a los políticos laicos para que voten en contra de programas y leyes contrario a la fe y la moral católicas. Pronunciamiento que va en contra de la separación de las iglesias y el estado, como es el caso del estado laico en México.

Un tercer documento es el llamado Las Consideraciones acerca de los Proyectos de Reconocimiento Legal de las Uniones entre Personas Homosexuales. Que entre otras cosas, señala, van contra los valores morales fundamentales y la institución matrimonial.

Un cuarto documento es la Carta sobre la Colaboración del Hombre y la Mujer en la Iglesia y el mundo, emitido el año pasado y donde señala que el papel de la mujer en la sociedad es la maternidad y el cuidado de los otros. Este documento refuerza su subordinación al hombre, desconoce los avances en los derechos humanos de las mujeres y la equidad de género.

Más allá de estas acciones inmediatas, sostienen en el comunicado, esperamos que este pontificado sea congruente con el Concilio Vaticano II, en donde participó el mismo Papa, y que entre otras cosas propone recuperar el mensaje evangélico de solidaridad con los pobres y excluidos.

Que sea abierta a los signos de los tiempos y que reconozca la aplicación del avance científico en temas como la anticoncepción; que recupere el "sensus fidelium" reconociendo la opinión, las prácticas y las necesidades de la comunidad católica.

Que respete y defiende a la libertad de conciencia como base de la dignidad humana y que reafirme la autoridad moral de las personas, y finalmente que reconozca las diversas teologías y acepte el ecumenismo real.

En suma, puntualiza la organización, un pontificado que busque construir una iglesia conciliadora que respete la pluralidad y que evite la polarización al interior de sí misma.

Fuente: CIMAC