Por Rocío Sánchez. Letra S
¿Se puede ser católica, usar anticonceptivos, gozar de una sexualidad plena y ser feminista? Desde hace diez años, un grupo de mujeres, activistas católicas, de distintas edades y profesiones han venido postulando, a contracorriente de la prédica de obispos y arzobispos basada en interpretaciones inflexibles de la moral y los dogmas católicos, que en cuestiones de sexualidad la decisión corresponde a las personas según su propia conciencia y libre albedrío. Agrupadas en la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), que este mes cumple diez años, se han ganado un reconocimiento y liderazgo indiscutibles en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de la población, y en la promoción de la democracia, la transparencia y la equidad de género.
En su momento, las integrantes de Católicas no han dudado en ponerse del lado de la niña Paulina en la defensa de su derecho a recurrir a la interrupción de su embarazo producto de una violación, o en apoyar los proyectos legislativos que amplían las causales de aborto en Guanajuato y el DF, y la inclusión de la anticoncepción de emergencia en la Norma Oficial Mexicana de Planificación Familiar. Así mismo, a través de campañas masivas bien estructuradas y de buen diseño han lanzado duros cuestionamientos a la jerarquía católica por su rechazo y prohibición del uso del condón para prevenir el VIH/sida, y por encubrir las violaciones y los abusos sexuales a monjas, niñas y niños por parte de obispos y sacerdotes.
Esta postura crítica y progresista, desde el interior mismo de la institución religiosa, las ha convertido en una organización muy incómoda para los jerarcas católicos, pero que refleja el sentir de la mayoría de la población católica mexicana. Así lo reveló la encuesta de opinión católica que llevaron a cabo en 2003, donde se refleja esa enorme brecha entre las prácticas y aspiraciones de la feligresía y los postulados intolerantes y opresivos de su jerarquía. Así lo explica a Letra S Silvia Traslosheros, directora de la organización: "La jerarquía católica ya no representa a la feligresía. Los fieles quieren ver a su Iglesia comprometida con los pobres, con la dignidad de los seres humanos y respetuosa del Estado laico. La población católica no encuentra en la doctrina de la jerarquía una solución a los dilemas que viven cotidianamente", lo que, agregó, es motivo de preocupación, pues "ese distanciamiento amenaza seriamente el futuro de la Iglesia católica".
Por toda esta labor desplegada desde su fundación, la organización civil, integrada por mujeres formadas en diversos movimientos sociales, recibió en el 2002 el Premio Nacional de Derechos Humanos Don Sergio Méndez Arceo, otorgado por organizaciones de inspiración católica y de defensa de los derechos humanos.
Una nueva perspectiva
Católicas por el Derecho a Decidir nació en 1994, y desde entonces ha buscado acercarse a los sectores progresistas de la iglesia, e incluso ha intentado hacerlo con los jerarcas de la iglesia. "Desde nuestra conformación, la jerarquía conservadora no ha querido entablar ningún diálogo, por el contrario, hemos sido agredidas sistemáticamente por sus voceros en una actitud poco cristiana", narra a Letra S María Consuelo Mejía, fundadora y ex directora de la organización. "Dicen que promovemos el aborto, pero eso es falso. Promovemos el derecho de las mujeres a decidir interrumpir o no un embarazo, porque sabemos que el aborto es la cuarta causa de muerte materna en México y que esas muertes se dan entre las mujeres más pobres, por lo que se trata de un problema de salud pública y de justicia social", agregó Consuelo Mejía, quien dejó su cargo el pasado mes de marzo para colaborar en la Federación Internacional de Planificación Familiar con sede en Nueva York.
Esta organización de católicas mexicanas se inspiró en los postulados de Catholics For a Free Choice, organización hermana fundada en 1973 en Washington, Estados Unidos. En 1987 la antropóloga mexicana Silvia Marcos y otras activistas latinoamericanas se acercaron a sus colegas estadunidenses para difundir su trabajo en la región. Bajo esos mismos planteamientos, pero desde la realidad latinoamericana, nació Católicas por el Derecho a Decidir, promoviendo los derechos humanos de las mujeres, especialmente los sexuales y reproductivos, y creando espacios de reflexión para contrarrestar el discurso sexista de la jerarquía católica ante la feligresía.
Nueva identidad católica
Además de Silvia y María Consuelo, a la organización la integran entusiastas promotoras que provienen de las Comunidades Eclesiales de Base como Guadalupe Cruz, quien luego de 17 años de labor cristiana comunitaria se integró a Católicas por el Derecho a Decidir, y ahora es la coordinadora del área de Iglesia, la cual busca fortalecer vínculos con grupos de base indígenas y, en los últimos tres años, de mujeres religiosas. "Hay un sector de religiosas que trabaja con mujeres indígenas o en los barrios populares y que, por su vínculo más cercano, son más sensibles a nuestros temas. Realmente son ellas quienes hacen el trabajo de base en la Iglesia, incluso hay más religiosas que sacerdotes", explicó a Letra S en las oficinas de la organización.
Guadalupe fue también parte del Movimiento de Estudiantes Católicos y del Movimiento Internacional de Intelectuales Católicos; para ella, el mayor logro en diez años de la organización es haber creado una identidad que conjuga el ser mujeres, católicas y feministas. Estas corrientes de pensamiento, asegura, "alimentan nuestra vivencia de la fe. Hoy podemos decir que la experiencia con Dios parte de nuestra libertad de conciencia, de nuestra calidad de sujetos y no de objetos de lo divino."
La experiencia de Aidé García es diferente. Ella se formó en el movimiento urbano popular surgido a raíz del terremoto del 85, para después participar en el movimiento amplio de mujeres. En el 2000 se integró a CDD donde coordina el área de Políticas Públicas. El objetivo de esta área es incidir desde una perspectiva católica diferente a la de la jerarquía eclesiástica en la generación de las políticas públicas. A este respecto, la organización feminista católica participó, junto con otras organizaciones de mujeres en la actualización de la Norma Oficial Mexicana de Planificación Familiar que incluyó la anticoncepción de emergencia y el condón femenino. En materia legislativa, explica la activista, participaron en la modificación a las causales de aborto legal en Guanajuato y el Distrito Federal. Su trabajo, resalta Aidé, implica también generar una corriente de opinión en la sociedad civil, no sólo la organizada sino también la que no es políticamente activa.
María de la Luz Estrada también proviene de las comunidades eclesiales de base. Se acercó a la organización por los talleres de empoderamiento, sexualidad y reproducción impartidos por las promotoras católicas feministas. Desde el 2001, coordina el área de Jóvenes de la agrupación. Esa área involucra ahora también a los varones y promueve valores tradicionalmente católicos como la justicia, la solidaridad y la hermandad, y una de sus herramientas es su boletín trimestral Tú Decides. La acción más exitosa es la conformación de la Red Nacional Católica de Jóvenes por el Derecho a Decidir, que el pasado fin de semana realizó su primer encuentro nacional. No es que las y los jóvenes ya no sintamos miedos y culpas en el ejercicio de nuestra sexualidad, afirma Luz Estrada, sino que los vivimos de manera distinta a la de los adultos. Por eso, añade, es necesario contrarrestar la noción negativa de la sexualidad que se promueve desde la jerarquía católica.
Optimismo ante los retos
Desde hace tres meses, Silvia Traslosheros ocupa la dirección de CDD. La feminista de formación docente, explica: "Al llegar encontré a la organización en un inmejorable momento porque cuenta con reconocimiento público, está posicionada a nivel político y social dentro del feminismo, tanto local como en el ámbito internacional." Ella milita en el movimiento feminista desde hace 15 años. En su actividad como docente, hace algunos años, propuso una asignatura de género a un instituto teológico pastoral donde daba clases a una congregación de misioneras, a la par que realizaba talleres de reflexión sobre feminismo y maternidad.
El reto de Católicas, explica Traslosheros, es sostener su posición, afianzarla y expandir el trabajo a más grupos. Por su parte, María Consuelo Mejía, quien condujo a la agrupación de católicas feministas a la posición de liderazgo actual, es optimista respecto al futuro de la organización: "Católicas por el Derecho a Decidir seguirá respondiendo a los retos que se le planteen, pues ha comprobado que su propuesta social es aceptada, respetuosa y permite eliminar culpas en el ejercicio de la sexualidad, y en esa medida, como católicas, estamos convencidas que nos acercamos más a la felicidad".
Fuente: Suplemento Letra S. Diario La Jornada. México
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