La teología feminista no es una hipótesis. Existe y tiene una breve historia. Es un fenómeno internacional, intercontinental, interconfesional e interreligioso que cobra importancia progresiva. La piensan, escriben y enseñan teólogas (inmensa mayoría) y teólogos (minoría, aún). Es una teología de talante liberador y universal, opuesta a las exclusiones y ocupada no sólo en la deconstrucción de las teologías sexistas, sino, cada vez más en la construcción de alternativas.
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