En 2008 se cumplen 100 años del nacimiento de Simone de Beauvoir. Esta intelectual francesa publicó en 1949 un libro que fue un escándalo y que contribuiría de manera fundamental a transformar las sociedades occidentales: El Segundo Sexo. Esta obra, que hoy ya es un clásico, no suscita la indignación que produjo en aquella época y, en cambio, nos permite, entre otras cosas, hacer un balance del camino recorrido hacia la igualdad entre los sexos y evaluar las asignaturas aún pendientes.
A propósito de ella, Cèlia Amorós [1] recuerda que Hegel comparó la Filosofía a la lechuza, ave de Minerva que levanta su vuelo al atardecer. Con esta metáfora, el maestro de la dialéctica apuntaba al hecho de que toda verdadera Filosofía es el espíritu de su tiempo elevado a concepto. En este sentido, Simone de Beauvoir expresaría en los términos de la filosofía existencialista todo un ciclo de reivindicaciones de igualdad de las mujeres que comienza con la Ilustración y lleva a la obtención del voto y al acceso a la enseñanza superior en el primer tercio del siglo XX [2].
En 1949 era una voz solitaria en una sociedad occidental que había vuelto a recluir las mujeres en el hogar, una vez extinguido el movimiento sufragista. Sin embargo, las teóricas de las distintas y contrapuestas corrientes del feminismo (liberal, radical y socialista) que resurgiría en los sesenta, después de un largo paréntesis de silencio, reconocieron ser "hijas de Beauvoir" [3]. Habían leído su obra y, a partir de ella, elaboraron una praxis específica orientada hacia la inclusión del colectivo femenino en el mundo de la Cultura, es decir, en el ámbito donde se decide el destino de la humanidad: política, economía, derecho, ciencia, arte... La famosa frase de Beauvoir "No se nace mujer, se llega a serlo" constituyó un punto de referencia esencial para pensar el Eterno Femenino con criterios constructivistas. Afirma Amelia Valcárcel que Simone de Beauvoir hizo filosofía “tomando así entre las manos un logos que siempre mantuvo a la conciencia mujer en la heteronomía" [4].La condición de heteronomía de las mujeres consiste en ser nombradas por el discurso dominante como Otra que se resuelve en una serie de características adscriptivas. Heteronomía es despojo de la autonomía. Las figuras de la heteronomía son las "designaciones ilegítimas" (mujer decente, prostituta...) a las que cada individuo de sexo femenino debía plegarse para encontrar su sitio en la sociedad patriarcal.
En el feminismo existencialista de Simone de Beauvoir, el ser humano no es una esencia fija, sino "existencia", es decir "proyecto", "trascendencia", "autonomía", "libertad". Por lo tanto, escamotear a un individuo las posibilidades de proyectar su vida según lo entienda por el hecho de pertenecer al "segundo sexo", al sexo femenino, es dominación, es injusticia. Observemos que esta idea fundamental de El Segundo Sexo es hoy asumida por millones de personas que no han leído esta obra ni han oído hablar de ella. Sus principios han sido incorporados a las políticas de igualdad europeas y han dado lugar a los estudios feministas y de género de centros universitarios de vanguardia.
Teresa López Pardina en Simone de Beauvoir. Una filósofa del siglo XX [5] expone las claves del pensamiento de Beauvoir, realizando una apasionada defensa de sus teorías frente a algunas críticas postmodernas. En este estudio, encontramos un fino análisis de las diferencias entre el existencialismo sartreano y la versión beauvoireana. Simone de Beauvoir no se consideraba a sí misma como filósofa porque concedía ese rango únicamente a los creadores de sistemas. Sin embargo, objeta T. López Pardina, en la historia de la Filosofía hay muchos pensadores que no han creado sistemas (Bacon y Rousseau entre otros) y no por ello se los deja de considerar filósofos. Corresponde señalar aquí que Michèle Le Doeuf y Toril Moi [6] interpretan esta excesiva modestia como resultado de la temprana rendición de Beauvoir frente a Sartre. La admiración que le profesaría y su decisión de considerarse segunda con respecto a él sería el punto ciego no percibido por su aguda crítica a la condición femenina. Nuestra especialista en Beauvoir explicita su objetivo en la introducción: "En este libro se analiza la filosofía de Beauvoir en una doble dimensión: cronológica y conceptual. Y se confronta, al mismo tiempo, con la de Sartre. De este modo, se establecen la génesis y el desarrollo de su pensamiento y, a la vez, se deslinda lo que es aportación propia" [7]. El resultado de la investigación muestra, entre otras cosas, que la aportación de Beauvoir no se reduce a una simple aplicación del existencialismo sartreano al caso de la mujer. El método progresivo-regresivo que Sartre teoriza en Questions de méthode (Critique de la raison dialectique) es, en realidad, inventado y aplicado por Beauvoir en 1949.
Algunos estudios han subrayado también una importante diferencia entre el concepto de sujeto en ambos pensadores. Beauvoir se hallaría más próxima a la conceptualización postmoderna ya que concibe la subjetividad como _al menos de manera parcial_ construida discursiva y socialmente. El sujeto sartreano se asemeja más al sujeto desencarnado del cartesianismo.
El concepto de situación sartreano apuntaba a la afirmación de la libertad absoluta del sujeto ya que la situación era concebida como producto de la interpretación que la libertad del sujeto hace del en-sí contingente. En cambio, para Beauvoir, en la situación no siempre existen las mismas posibilidades de interpretación. Como se puede comprobar releyendo sus ensayos sobre moral (Pyrrhus et Cinéas de 1944 y Pour une morale de l’ambiguïté de 1947), el peso de lo exterior contingente es mayor que en Sartre: "Para Sartre, la situación no es límite de la libertad (...) La situación siempre es hermeneutizada por la libertad (...) No hay jerarquía de situaciones porque libertad y situación se interpenetran. Mientras que en Beauvoir, la situación delimita el alcance de la libertad. Por eso establece una jerarquía de situaciones (...) Hay situaciones privilegiadas en las que la libertad se cumple en grado máximo y otras en las que las posibilidades de realización de la libertad son mínimas: son las situaciones de esclavitud, como el caso de las mujeres en el harén o de los esclavos negros en América, ejemplos vivos de mínimo grado de libertad" [8]. Algunas especialistas concluyen que este aspecto de su teoría habría influido posteriormente a Sartre en el sentido de reconocer la fuerza de las determinaciones sociales sobre la libertad individual.
Reconocer en Beauvoir una filósofa en toda la regla es, pues, una de las tareas actuales de sus "hijas" pensadoras. La otra tarea es dialogar con la obra de Beauvoir. Y si lo consideramos necesario, criticar aquello en lo que no coincidamos, pero siempre desde el reconocimiento de su inestimable valor, de su coraje, de su inteligencia y de su honestidad.
Hubiera deseado expresar mi agradecimiento a quien fundamentó filosóficamente nuestra libertad, la de todas nosotras, enviándole una carta, como lo hicieron tantas mujeres de todo el mundo hasta su muerte en 1986. Sirvan estas líneas de compensación por ese mensaje que no le envié.
[1] Amorós, C., "Simone de Beauvoir: entre la vindicación y la crítica al androcentrismo”, en La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias para las luchas de las mujeres, Cátedra, 2005, pp.335-360.
[2] Ibid.
[3] VV.AA., Daughters of Beauvoir, Penny Forster & Imagen Sutton editors, London, 1988.
[4] Valcárcel, Amelia, Sexo y Filosofía. Sobre "Mujer" y "Poder", Anthropos, Barcelona, 1991, p.108.
[5] Prólogo de Cèlia Amorós, Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1998. Ver también de la misma autora: Simone de Beauvoir (1908-1986), Biblioteca Filosófica, Ediciones del Orto, Madrid, 1999 y "Simone de Beauvoir y el feminismo posterior. Polémicas en torno a El Segundo Sexo", en Arenal. Revista de historia de las mujeres, Universidad de Granada, vol.6, nº1 (enero-junio 1999), pp.135-163.
[6] Le Doeuf, Michèle, El estudio y la rueca. De las mujeres, de la filosofía, trad. Oliva Blanco, Cátedra, Madrid, 1993; Moi, Toril, Simone de Beauvoir. The making of an intellectual woman, Blackwell Publishers, Oxford UK. & Cambridge USA, 1994.
[7] López Pardina, Teresa, Simone de Beauvoir. Una filósofa del siglo XX, ed.cit., p.25.
[8] ibid., p.75.
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