Las 80 españolas que conquistaron Paraguay en 1556

Documentalista, bibliotecaria y ex directora del Centro de Documentación del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), Eloísa Gómez-Lucena ha iniciado con esta novela su carrera literaria, si bien dijo a Efe que la acción de la obra está sustentada en los hechos históricos y las aventuras auténticas que un grupo de ochenta mujeres vivió a mediados del siglo XVI.

La novela se basa en las investigaciones de Enrique de Gandía, a quien se reconoció como uno de los mayores historiadores de Argentina hasta que murió hace cuatro años, a los 90 años, y que fue el único que trató esta peripecia, que también figura en fuentes históricas como el testamento del tesorero de la expedición, Juan de Salazar, y las cartas del piloto del barco de doña Mencía de Calderón, el vasco Juan Sánchez de Vizcaya.

Este grupo de ochenta mujeres, de las que sólo cuarenta llegaron con vida a su destino, partieron de Sevilla en tres naves el 9 de abril de 1550 y hubieron de afrontar un sinfín de penalidades, que surgieron cuando aún no se habían despegado de la costa africana y una tormenta dispersó los tres barcos y un pirata normando abordó la nave en la que viajaba la mayor parte de las mujeres.

En los capítulos que tratan este abordaje, Eloísa Gómez-Lucena dijo ajustarse a la verdad histórica, para relatar cómo los piratas robaron todo lo que había de valor en el barco pero respetaron la integridad de las mujeres, lo que fue posible por la mediación de la propia doña Mencía.

Piratería, cárcel, hambruna... Tras sobrevivir a los piratas, la expedición, que también se conoce con el nombre de "expedición Sanabria", por ser doña Mencía viuda del adelantado don Juan de Sanabria, hubo de afrontar una hambruna en la isla de Santa Catalina, frente a la costa del Brasil, donde fueron hechas prisioneras y pasaron casi dos años en el penal costero de Santos.

En Santos fueron prendidas por el gobernador portugués Tomás de Souza como represalia, según la autora, a la imprudencia de doña Mencía, que trató de enviar una carta a la Casa de la Contratación de Sevilla informando del tráfico de indios que, a cargo de Portugal, se hacía en esta zona costera.

Gómez-Lucena aseguró que "la realidad fue aún más dura" de lo que se cuenta en la novela y que, pese a tratarse de una obra muy documentada, ha tratado de que esta circunstancia no se note en el devenir narrativo, caracterizado por capítulos con abundantes diálogos entre los personajes, y que ha tratado de que la tensión no decaiga.

También destacó la riqueza de muchos de los personajes con los que se ha encontrado mientras se documentaban, de los que dijo que por sí solos darían para protagonizar otras novelas, como los dos jesuitas brasileños que atendieron a las mujeres en su cautiverio de Santos, o del jesuita español que denominó a Asunción de Paraguay, el lugar de destino de la expedición, como "El Paraíso de Mahoma" porque "había diez mujeres para cada hombre".

Fuente: EFE