Por Lydia Cacho
Hoy, la periodista Lydia Cacho, tras su excarcelación, dio a conocer una carta que a continuación se transcribe textualmente:
Compañeras, compañeros y amigas:
Hoy es lunes 19 de enero. Acabamos de revisar el expediente completo donde se me acusa de difamación. La situación es muy grave; me explico:
Desde que terminaba el libro la mayoría de expertas que entrevisté, así como yo misma, avizoramos un peligro en esta publicación. Sabíamos que Succar Kuri no tenía forma de defenderse legalmente. Las pruebas son contundentes. Ya había comenzado a presionar a su principal denunciante, Edith Encalada, para que se retractara; lo consigno yo en el libro.
La otra estrategia, dijimos, sería que alguno de sus amigos más poderosos saliera en su defensa. La predicción se cumplió. Las casi 200 hojas de la demanda por difamación y calumnia contra mí, esconden la defensa de Jean Thouma Succar Kuri.
Kamel Nacif, mi demandante, utiliza como su "defensa" los expedientes de la defensa elaborados por los abogados norteamericanos que yo cito en mi libro. Así las cosas, en este momento estoy entrando a una reunión con mis abogados para tomar decisiones.
Quiero que conste en la opinión pública que ahora mi secuestro ilegal y mi encarcelamiento hacen absoluto sentido. Salí de la cárcel el sábado por la tarde y, como éste es un "delito menor", el juez me da solamente cuatro días para defenderme; es decir este viernes 23 de diciembre se sabrá si me giran auto de formal prisión.
De ser así, esto significará que quedarán asentados aquí los expedientes de la defensa de Succar y los testimonios de las niñas víctimas arrancados por sus abogados bajo presión en Estados Unidos de Norteamérica, fuera del marco jurídico de México.
No puedo explicar más sobre la complejidad jurídica del caso; lo harán luego mis abogados. No podré responder muchas llamadas: estaré trabajando en mi defensa. Sólo quiero dejar sentado que esta es la prueba fehaciente del poder que protege la pornografía infantil de los alcances de la impunidad y la corrupción en México; que sé que mi trabajo es honesto y profesional; que creo en la libertad de expresión, en mi derecho a defenderme y a ser escuchada por los tribunales.
Pero sobre todo, y ante todo, creo en los derechos de esas niñas y niños marginados que fueron acosados y presionados, víctimas reiteradas de la violencia, y que otra vez están revictimizando a estas criaturas para salvarse ellos. Estoy fuerte, en espíritu y en mis convicciones, rodeada de amistades y amores, del gran equipo de CIAM Cancún, que sigue al pie de la justicia. Pase lo que pase, nada podrá detener el trabajo que en todo el mundo hacemos las mujeres y los hombres para defendernos de la violencia, de la explotación sexual y de la corrupción. Una vez más repito que no estoy dispuesta a negociar mi dignidad para mantenerme viva o, en este caso, libre para decir la verdad.
Gracias por su solidaridad, cariño y apoyo,
De todo corazón
Lydia Cacho Ribeiro
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