La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, con ocasión de la realización de la Cumbre Social por la Amistad e Integración de los Pueblos Iberoamericanos (Santiago, Chile, 8 al 10 de noviembre) -paralela a la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno-, expresa su total repudio y rechazo ante la posible participación en este espacio ciudadano iberoamericano, del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
El año 2006 la Asamblea Nacional de Nicaragua derogó el artículo 165 del Código Penal, vigente desde 1893, por medio de cual se permitía el aborto terapéutico cuando la vida de las mujeres está riesgo a causa del embarazo. Ortega -entonces candidato presidencial sandinista- transó los derechos y la vida de las mujeres y puso en tela de juicio la vigencia del Estado Laico, en un acuerdo con la jerarquía de la Iglesia Católica que le permitió ganar votos y apoyo de sectores conservadores para su elección en la presidencia, donde una vez instalado se negó a vetar dicha derogación pese a las demandas de las organizaciones de mujeres, de derechos humanos y de la comunidad científica nacional e internacional.
Este año 2007, dicha Asamblea consideró el nuevo Código Penal, y una vez más los sandinistas en bloque le dieron la espalda a las mujeres, volviendo a derogar el aborto terapéutico y colocando a Nicaragua entre los países más represivos del mundo en relación al acceso al aborto. A las mujeres y hombres que han salido públicamente a protestar por estos hechos, se les ha reprimido violenta e injustamente con la acción de fuerzas policiales del Estado.
Existe, además, la lamentable evidencia de que ya han muerto más de un centenar de mujeres en los últimos meses, quienes requerían urgente un aborto terapéutico, pero que los médicos no han querido practicárselos. Se trata de mujeres jóvenes y de sectores de menores recursos quienes tenían el derecho humano a no morir por causa de la maternidad.
Daniel Ortega está acusado, asimismo, de gravísimas y reiteradas violaciones contra su hijastra Zoilamérica Narváez, desde que ella tenía 11 años hasta la adolescencia, cuando pudo salir de la espiral de abusos a que la sometió Ortega. Aunque no ha sido condenado oficialmente por estas graves trasgresiones, sigue pendiente una acusación en su contra en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y tiene el castigo moral del movimiento internacional de mujeres.
No es posible, por lo tanto, que esta Cumbre Alternativa, convocada para denunciar las injusticias, las desigualdades y la inequidad, y para demandar una democracia participativa y de inclusión social para todas y todos, acepte la participación de un hombre que trasgrede los más elementales derechos humanos de las mujeres, entre ellos, sus derechos sexuales y reproductivos; su derecho a la vida y a la libertad; a la salud y a la atención médica; a la no discriminación; a la seguridad personal; a no ser sometidas a tratos crueles e injustos; y a vivir sin violencias.
Nuestra solidaridad está, por lo tanto, con nuestras hermanas nicaragüenses, en especial con aquellas que hoy corren riesgo de vida en el ejercicio de su sexualidad y reproducción, mientras el Estado se exime de su responsabilidad, y cuyas demandas compartimos.
RSMLAC, Santiago, Chile, noviembre 2007.
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