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Mujeres bajo Sospecha. Memoria y sexualidad 1930 - 1980

Raquel Osborne (ed)

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Raquel Osborne coordina una amplia investigación sobre la sexualidad de las mujeres durante la dictadura franquista.


Por Paula Díaz

Mujeres "de dudosa moral". Así eran calificadas por la dictadura franquista todas aquellas mujeres que se atrevían a desafiar las normas impuestas por la Iglesia católica y la Sección Femenina en España.

Ellas, especialmente ellas, fueron violadas, maltratadas y vejadas por las fuerzas de seguridad del Régimen. A veces, por el único motivo de ser la mujer, la hermana o la hija de algún militante republicano.

Por si eso fuera poco, la propia moral social de la época empujaba a todas las del género femenino a ser, únicamente, buenas madres y esposas. Todas las demás eran "Mujeres bajo sospecha".

Ese es el nombre que la socióloga de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Raquel Osborne ha elegido para titular la extensa investigación que ha coordinado y que versa sobre la sexualidad femenina de aquella época (1930-1980).

El libro, titulado Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (Ed. Fundamentos) recoge tres años de trabajo de numerosos investigadores que pretenden dar a conocer que, pese a las trabas, existían otros modelos de mujer ajenos a los dictados del dictador.

"Decidimos empezar esta investigación cuando nos dimos cuenta de que había un espacio que cubrir tanto en el tema de la Memoria Histórica como en el mundo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales)", explica Osborne. "En el primer ámbito no se trataba la sexualidad, y menos la femenina; en el segundo, los hombres gays tienen más reconocimiento -aunque sea negativo- que las mujeres lesbianas porque ellos fueron más reprimidos durante el franquismo", continúa la socióloga.

Por todo ello, los investigadores recopilan testimonios de cómo las mujeres lesbianas se las apañaban para burlar al Régimen, destapan temas tabú como la masturbación femenina o recuerdan cómo las monjas que atendían en las cárceles y la propia escuela contribuyeron a fomentar la represión de la mujer.

Una antropóloga: "Ellas (con Franco) no delinquen; ellas pecan"

"Franco, en su búsqueda de legitimación de su sistema -que no era como el nazi porque los fascismos italiano y alemán habían ganado elecciones, no como él- adopta el catolicismo como modelo represivo", explica la antropóloga Dolores Juliano en el documental que acompaña la investigación. "Así, los hombres son castigados bajo el modelo fascista, mientras las mujeres son reprimidas con el modelo católico: ellas no delinquen, ellas pecan", sentencia Juliano.

"A las presas políticas se las intentaba recristianizar en las cárceles, que estaban gestionadas por las monjas", especifica la antropóloga. "Las mujeres que cometían el delito de salir del espacio sagrado de su casa no eran rojas ni marxistas, sino mujeres "de dudosa reputación", igual que las delincuentes y las prostitutas", detalla también el psiquiatra y escritor Enrique González Duro.

Desmontando estereotipos y tabúes

El sociólogo Jordi Monferrer, por su parte, destapa uno de los históricos temas tabú de la sexualidad femenina: la masturbación. Para ello, cita un estudio del doctor Ramón Serrano Vicéns (uno de los primeros sexólogos españoles) en el que recuerda estereotipos como los distintos significados del adjetivo "ardoroso". "Aplicado a un hombre es algo bueno, pero si se aplica a una mujer es un sinónimo de puta", declara Monferrer.

"Dividían a las mujeres en individuas y sujetas versus señoras y señoritas" "La mujer estaba pautada por los códigos de conducta [establecidos, principalmente por la Sección Femenina] para que estuviera continuamente en estado de sumisión", denuncia también la investigadora Pura Sánchez. "Se les indicaba desde cómo poner la mesa hasta cómo vestirse, cómo hablar...", enumera. "Segun sus comportamientos, eran divididas en individuas y sujetas versus señoras y señoritas", detalla Sánchez.

Todas estas declaraciones están recogidas, además de en la edición en papel, en un documental que completa la investigación. La realizadora Cecilia Montagut es la creadora del proyecto, que muestra algunas de las conferencias del seminario Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo, en el que participaron los protagonistas del estudio.

Los códigos ocultos de las mujeres lesbianas: "¿Tú también eres librera?"

Una de ellas es Luisa Salmerón, que relata cómo las mujeres lesbianas utilizaban "códigos ocultos" para reconocerse. "Nos preguntábamos: ¿Tú también eres librera?", recuerda. Además, Salmerón recupera los espacios de encuentro entre las personas LGTB como las tertulias que tenían lugar en el café La Cubana, o los baños orientales en la playa de la Barceloneta.

Asimismo, "para liberarse" y librarse "no de la cárcel, sino de los campos de concentración", salían de acampada acompañadas de otros "libreros" para simular que eran parejas heterosexuales que se iban de vacaciones.

A pesar de todos los impedimentos, Luisa consiguió tener un hijo con su pareja (otra mujer) gracias a una pareja de amigos gays que las ayudaron para librarlas de la etiqueta de "madre soltera". A las críticas del posible daño que pudiera haber sufrido la criatura, Salmerón responde rotunda: "Mi hijo siempre ha dicho tranquilamente que tiene dos mamás".

"¿Por qué se tenía que meter Franco con con quién me acostaba yo?", cuestiona una mujer homosexual

Respecto a sí misma y a su pareja, Luisa todavía muestra su incomprensión hacia el Régimen: "¿Por qué se tenía que meter Franco con con quién me acostaba yo?". "Nosotras no éramos políticas, sólo gente de bien que se quería", sentencia. Y concluye su exposición con mucha sorna: "Dios dijo "amaros unos a otros", ¡pero no especificó sexo!", bromea Luisa en el vídeo.

"Asistí a todas las ponencias y pensé que era un material que no se podía perder", explica Montagut. "La realidad supera a la ficción y es importante recordar lo que pasó en aquella época y que no se olvide para evitar que pueda volver a repetirse", opina la realizadora.

El proyecto completo (libro y documental) cuenta con la colaboración del Instituto de la Mujer, aunque el formato audiovisual ha sido financiado, también, gracias a la novedosa iniciativa del crowdfunding. "El trabajo y el amor lo he costeado yo", aclara Montagut, "aunque para pagar los derechos de imagen del NO-DO y de los fragmentos de las películas que aparecen busqué otras ayudas". "La gente que aporta dinero así es porque de verdad te apoya y cree que el proyecto es necesario", opina la realizadora, agradecida.


Fuente: Público


2012-05


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