Filósofas y constitucionalistas españolas han puesto en marcha la campaña "No somos vasijas" que pretende erradicar la práctica del vientre de alquiler y que denuncia la "cosificación" del cuerpo de las mujeres.
Esta iniciativa, que firman entre otras las filósofas Amelia Valcárcel y Victoria Camps, y constitucionalistas como María Luisa Balaguer o Mar Esquembre, se suma a la campaña internacional "Stop Subrogación now" y busca abrir un debate que, según han denunciado en un comunicado, "no ha contado con la reflexión desde la perspectiva de los Derechos Humanos".
La filósofa Alicia Miyares ha explicado que con esta campaña pretenden frenar "cualquier tipo de iniciativa" para regularizar los vientres de alquiler y buscan impulsar un proyecto de Convención Internacional para prohibir el alquiler de vientres y erradicar esta práctica. Así, han hecho público un manifiesto en el que hacen un llamamiento a los partidos políticos y a los Gobiernos nacional y autonómicos "para que no se dejen engañar por campañas mediáticas" y tengan en cuenta que "el deseo de paternidad o de maternidad nunca puede sustituir o violar los derechos que asisten a las mujeres y los menores".
"El deseo de ser padres y el ejercicio de la libertad no implica ningún derecho a tener hijos", subraya el manifiesto en este sentido. Denuncia, asimismo, que alquilar el vientre de una mujer no se puede catalogar como una técnica de reproducción asistida, ya que las mujeres no son "máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores".
Advierte, asimismo, de que el "altruismo y generosidad" de unas pocas mujeres, no evita "la mercantilización, el tráfico y las granjas de mujeres comprándose embarazos a la carta". Miyares ha alertado de que en los últimos tiempos se está ofreciendo una visión "dulcificada" del alquiler de úteros "sin informar sobre las consecuencias físicas, éticas y políticas que tiene estas prácticas".