Por Mirta Rodríguez Calderón
Con un libro conmovedor y científicamente ilustrativo de las tragedias que viven las mujeres en este país, donde las interrupciones de embarazo están penalizadas, la doctora Lilliam Fondeur colocó al alcance de la sociedad dominicana una obra que podría incidir en los debates que muy pronto se iniciarán sobre la reforma constitucional.
En el proyecto a debatir se conserva el artículo 30, donde se condena a las mujeres a parir, puedan o no deban, quieran o no quieran.
La médica ginecobstetra consiguió reunir, para la presentación de su libro, a un auditorio beligerante y numeroso, con una cantidad similar de varones y mujeres, tres ministros, ocho ó 10 legisladores y legisladoras, representantes de distintos estratos del aparato estatal y figuras destacadas del movimiento de mujeres, feministas y de la sociedad civil.
Una voz influyente abrió la presentación de Las hijas de nadie, la del médico y legislador de la Cámara Baja Víctor Terrero. A pesar de pertenecer al partido de gobierno, se mostró convencido de que el Congreso debe despenalizar el aborto en condiciones especiales.
Las excepciones que se están considerando son: violación o incesto, cuando peligre la vida de la madre o el feto presente malformaciones.
En esta nación caribeña de ocho y medio millones de habitantes se estima que se producen al rededor de 100.000 abortos anuales, cifra que no incluye los muchos otros que no son declarados ni reconocidos.
República Dominicana tiene el lamentable privilegio de ser uno de los pocos países en el mundo que no hacen excepciones: El Salvador, Chile, Nicaragua y Malta.
Según lo dicho por el congresista Terrero, esa es la tercera causa de defunciones femeninas; mientras que la autora Lilliam Fondeur asegura que esa penalización del aborto es una sanción a la pobreza.
"El pecado de ser pobre es lo que se penaliza", asegura en uno de los capítulos de su libro. Se sabe que las mujeres pudientes emigran o se realizan sus interrupciones en condiciones seguras y con asistencia profesional.
Una abogada colombiana, que tiene en su expediente el haber influido en el desarrollo de estos debates en varios países del continente, Mónica Roa, involucrada desde hace buen tiempo en las discusiones hechas y por hacer en República Dominicana, regresó a Santo Domingo para acompañar la presentación de este volumen.
En esta ocasión dijo que hace falta ya un abordaje serio del asunto que tome en cuenta todos los criterios y le abra paso a la razón.
Dirigiéndose al nutrido público masculino presente, Roa recordó que ellos no se verían nunca en la situación de tener que escoger entre su vida y un huevo fecundado en su útero. La época en que este problema se resolvía entre un sí o un no, ya pasó.
"Hay una gran gama de argumentos; y no le pedimos a la Iglesia que cambie. Pero la condición de inconstitucionalidad de esta penalización no se le presenta al Vaticano, sino al Congreso de la República que debe legislar y decidir para toda la sociedad", puntualizó.
En opinión del diputado Terrero, es una pena estar en el Congreso discutiendo si sí o si no, "cuando en este país no hay ni un sólo ginecobstetra que no haya tenido que asistir a una paciente necesitada después de un aborto inseguro", comentó.
"Los legisladores tenemos la obligación de rechazar ese artículo 30 y redactar otro que despenalice en condiciones especiales. Como se dice en varios países latinoamericanos: que las mujeres decidan, que la sociedad respete y el Estado garantice", subrayó el congresista.
El texto cuenta con la presentación de Susi Pola, conocida abogada, quien subraya que enfocar el tema del aborto con el estar a favor o en contra, es una postura simplista que aspira a radicalizar el tratamiento del problema.
"Todo esto no está planificado inocentemente: en la base, permanece la doble moral del control de la sexualidad de las mujeres como la gran estrategia patriarcal que mantiene la hegemonía de lo masculino como modelo ¿Cuál es la finalidad política de violar los derechos consagrados de una parte de la humanidad, concretamente la mitad?", asegura la también escritora feminista.
Pola pregunta y se pregunta: "¿por qué cuesta tanto desligar las creencias e ideologías religiosas de los derechos aplicados a las mujeres?, ¿por qué la pobreza es femenina?, ¿por qué las violencias sociales, todas, son ejercidas por los hombres y sufridas por las mujeres?, ¿cómo no se escandaliza el status quo de tantos yerros, bilateralmente dirigidos hacia la categoría mujer, con verdadera saña y sin remordimientos?"
El anecdotario con que la doctora Fondeur inicia su libro forma parte de la realidad descubierta o afrontada en su propia consulta, lo que le permite afirmar en cada caso: "aunque usted no lo crea, esta es una historia real": En una de ellas, se cuenta: "Cuando cumplí nueve años, papi me pidió que le chupara y lo ponía en mi parte. Me dijo que no podía decírselo a mamá….Tengo 12 años. Me sacaron de la escuela y no me dejan juntar con mis amigas. Como si tener la panza crecida fuera una enfermedad que se pega… En el barrio ya no dejan jugar a mis vecinas conmigo. Mis dos hermanitos de ocho y 10 años me odian. Dicen que por mi culpa papi se fue de la casa. Ellos, al igual que yo, lo extrañamos mucho…Mami me mira echándome la culpa de que él se haya ido. "¡Dios mío, ayúdame a entender que fue lo malo que hice!"
Otra: "Isaura le lleva el nombre a su doctora: agenesia diafragmática bilateral severa. La médica le explica… "la ausencia de la cúpula del diafragma trae como consecuencia que las vísceras abdominales asciendan comprimiendo los pulmones y el corazón". La muchacha reacciona: "¿por qué no se dieron cuenta antes, sin esperar a que nazca para que muera".
"Aunque se hubiesen dado cuenta antes, por ley tienes que cargar con ese embarazo hasta que llegue a término. No puedes desembarazarte antes. En ningún hospital te van a ayudar a no tenerlo. Isaura no entendía. ¡Es imposible!, gritaba…" En nuestro sistema de salud, las pobres están excluidas. Las leyes no son iguales para todas, subraya la autora de Las hijas de nadie.
El Congreso ya votó a favor de iniciar la consideración del proyecto de texto presentado por el Ejecutivo para producir la Reforma Constitucional con modificaciones que se consideran necesarias, pero donde subsisten artículos que ignoran, excluyen, discriminan o minimizan el papel de las mujeres.
Por su parte, el movimiento de mujeres constituyó, desde hace tiempo, un grupo de trabajo, el Foro de Mujeres por la Reforma Constitucional, que ha elaborado a su vez un documento sustantivo, "La Constitución que queremos las mujeres".
Ese colectivo se reunirá también ahora para trazar nuevas estrategias de acompañamiento al Senado y la Cámara de Diputados en sus debates. Existe en la Cámara Baja una Comisión de Equidad de Géneros.
Los resultados tendrán que verse.