El primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, ratificó hoy su propósito de sacar adelante por vía legislativa la legalización del aborto, luego de la victoria del "sí" en el plebiscito celebrado la víspera.
La baja participación, del 43,6 por ciento, impidió que el resultado del referéndum fuera vinculante, por lo que ahora la unicameral asamblea de la república deberá votarlo. Sócrates no dio indicación de cuando convocará la sesión.
Los socialistas, gobernantes desde 2005, tienen una mayoría de 121 en los 230 escaños de la cámara de diputados, y cuentan en este caso con el respaldo del resto de la izquierda y de algunos legisladores del partido socialdemócrata (de derechas a pesar del nombre).
El partido popular es la única fuerza política portuguesa abiertamente en contra de la consulta y de su resultado. Su líder, José Ribeiro e Castro, acusó a Sócrates de ser responsable de este paso que ha dividido a la sociedad.
De los participantes en la consulta del domingo, el 59,3 por ciento se manifestó por levantar la prohibición a la interrupción del embarazo en las primeras 10 semanas.
La ley de 1984 sólo permitía el aborto en los casos de violación, peligro para la vida de la mujer o malformación del feto.
Sin embargo, en la práctica no impedía que unas 30 mil portuguesas, en dependencia con su nivel de ingresos, recurrieran a esa práctica de forma clandestina o en la vecina España.
Nos interesa luchar contra la interrupción clandestina del embarazo y legislaremos respetando el resultado del referéndum, dijo el primer ministro.
Una consulta anterior fracasó por apenas un punto porcentual en 1998, cuando la abstención alcanzó el 68 por ciento.
En la aprobación ahora de la legalización del aborto parece haber incidido un mayor caudal de votos (600 mil) del sector más joven de la población, según encuestas.
Las semanas previas al plebiscito polarizaron a la sociedad portuguesa, pero el tema no logró apasionar a la población, que se declara católica en 90 por ciento.
Esta condición fue aprovechada tanto por la conferencia episcopal como por circulos católicos que llegaron hasta anatematizar a quienes pensaban con votar por legalizar del aborto.
Cuando se derogue la legislación de 1984, Portugal se unirá a la mayoría de los países europeos que permiten la interrupción voluntaria del embarazo, que seguirá prohibida en Irlanda, Malta y Polonia.
Fuente: Prensa Latina