E. L. Palomera
*Maribel Montaño, secretaria de Igualdad del PSOE, ejerció de anfitriona en el curso
Si es usted mujer y socialista y todavía no ha logrado una posición estratégica en puestos de responsabilidad y toma de decisiones en la estructura orgánica e institucional del Partido Socialista, aún puede hacerlo. La Escuela Jaime Vera ha organizado estos días un curso de formación política para féminas vinculadas al partido del Gobierno que cierra hoy sus puertas. ¿El objetivo? Ofrecer las claves para reforzar el liderazgo femenino con la vista puesta en las elecciones municipales del año que viene.
Desde el día 29 de junio y hasta hoy, con la colaboración de la Secretaría Federal de Igualdad del PSOE, se analizarán los obstáculos que durante décadas han impedido, y siguen impidiendo, que las mujeres lleguen a puestos de responsabilidad. Un recorrido por el feminismo, por las políticas de igualdad -tan de moda, ahora, con José Luis Rodríguez Zapatero- y por las perspectivas de género se hace imprescindible para estudiar el recorrido que aún queda por andar, a pesar del reconocimiento de los avances que se han coseguido en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Diferencias abismales. Aun así, los datos hablan por sí solos. Por ejemplo, en el Congreso de los Diputados sólo 76 de los 164 representantes socialistas son mujeres, apenas un 43 por ciento. Claro que la representación femenina en el total de la Cámara Baja apenas roza el 36 por ciento. En el Senado, más de lo mismo. Si en el PSOE el género femenino representa un escaso 27 por ciento (26 de los 96 parlamentarios), en el conjunto de la Cámara Alta la presencia de mujeres es del 25 por ciento.
Mientras tanto, Europa sigue dándonos lecciones. También en esto, porque en el Parlamento europeo hay países donde la presencia femenina es del 50 por ciento (Luxemburgo) o roza la paridad total, como en los casos de Francia y los Países Bajos, frente a una España que no llega ni al 33 por ciento.
Así pues, más que un curso académico, la Jaime Vera intenta hacer una puesta en común de distintas experiencias en diferentes ámbitos políticos y sociales. Y es que, de cara a las próximas elecciones municipales, el PSOE considera fundamental contar con la participación de mujeres con liderazgo en los gobiernos locales para reafirmar la acción política en favor de la igualdad real.
Múltiples invitadas. Maribel Montaño, secretaria de Igualdad de la dirección federal, ha sido la anfitriona de un curso en el que participan 44 mujeres socialistas de diferentes Autonomías y por el que han pasado la secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo; Enriqueta Chicano, presidenta de la federación de Mujeres Progresistas; Carmen Martínez Ten, consejera del Consejo de Seguridad Nuclear; Dolors Renau, comisionada de Presidencia para los programas internacionales de igualdad y ciudadanía de la Diputación de Barcelona; Marivía Montesirín, diputada nacional del PSOE; Inés Alberdi, catedrática de sociología y diputada de la Asamblea de Madrid y Montserrat Boix, periodista y presidenta de Mujeres en Red, entre otras.
Sin duda, entre las aportaciones más importantes estaban las de Rosa Escapa, experta en Igualdad de Oportunidades, y la de Luz Martínez Ten, responsable del Departamento de Igualdad de FETE-UGT. Porque ambas desarrollan el programa «Yo, política» que está sirviendo de base para este curso y que desde hace meses, con financiación europea, se puso en marcha ya en Barcelona.
Desarrollar habilidades. ¿Cómo se refuerza el liderazgo de las mujeres? Maribel Montaño lo tiene claro: «Autoestima, conocimiento del feminismo y las políticas de igualdad y con la utilización del lenguaje actual y los nuevos conceptos». La claves están, a su juicio, en desarrollar las «habilidades» y sortear los que vienen siendo los dos principales obstáculos de la mujer para llegar el epicentro del poder político tanto orgánico como institucional: vencer la autoestima y lograr la conciliación. Porque la «formación, la capacidad y la titulación -concluye- hace tiempo que dejaron de ser un problema para las mujeres españolas».
Fuente: La Razón