Por Javier Espinosa
"¿No podríamos encontrar un ángel que salvara al Líbano de todas sus desventuras? ¿No podríamos descubrir un superhéroe que fuera capaz de instaurar la paz en este país? La respuesta de Joumana Medlej a estas cuestiones que se preguntan muy a menudo los libaneses ha llegado en forma de cómic".
Así informaba el sábado el diario L’Oriente Le Jour sobre el encuentro con la joven creadora (28 años), que ha decidido irrumpir en la crisis política local con una heroína al uso que, a base de patadas y rayos cósmicos, pretende imponer la razón en un entorno acostumbrado al desvarío.
"Sí, elegí una mujer porque ya ve como nos han dejado los hombres", reconocía la propia Joumana en la conocida librería Antoine del barrio de Hamra. "Es hora de que las mujeres se hagan cargo de este país. Sólo puede salvarnos una chica como Malaak", añadía entre sonrisas la joven diseñadora de arte gráfico reconvertida ahora en dibujante de cómic.
Las palabras de la artista no son sólo producto del acervo de amarga ironía que atesoran los libaneses, sino un reflejo de la propia realidad del país. En el mismo instante que Joumana firmaba ejemplares de ’Malaak’, cientos de simpatizantes de Hizbulá y del líder cristiano Michel Aun celebraban en el centro de Beirut el año que han pasado acampando en lo que antaño era el referente comercial de la villa y hoy -casi vacío- es un símbolo de la acuciante crisis que azota al país. "No ha cambiado nada. No nos iremos hasta que no caiga el gobierno", afirmaba allí Emile Hashem, responsable de los seguidores de Aun, en medio de un espectacular despliegue militar que incluyó decenas de vehículos blindados.
Quizás, por todo ello y pese a que Joumana asegura que la ’guerra’ en la que se ambientan las aventuras de su campeona se registra en una era indefinida, lo cierto es que la fémina angelical (Malaak significa ángel en árabe) se dedica a repartir trompadas a cuanto miliciano se le pone en el camino, en medio de escenarios sacados de la última guerra civil.
"Líbano está atrapado en una guerra incomprensible, que no acaba nunca. Mientras el caos alcanza su clímax, una misteriosa niña aparece en los bosques de cedros (el árbol nacional libanés). Hasta que no crece, no descubre quién es ni cuáles son sus poderes, que necesitará para poner fin al conflicto", se lee en la presentación del cómic.
Después, mientras Malaak se interna por las calles devastadas de Beirut en medio de bombardeos y acciones dislocadas de las milicias, la ’supermujer’ lanza una proclama que muchos libaneses firmarían sin rechistar: "Esta no es una guerra de hombres, sino de demonios. No puedo quedarme a un lado y mirar. Tengo que intentar salvar al país", asegura. Un mensaje ciertamente explícito en un entorno en el que no cesan de hablar sobre el peligro de una nueva contienda y sobre la recreación de los mismos grupos armados que asolaron la nación en los 70 y 80.
La aparición de Malaak confirma también la paulatina recuperación del género del cómic en el mundo árabe. Una tradición de larga data cuyos primeros orígenes se encuentra en la primera mitad del siglo pasado en El Cairo. La creación de Joumana se suma a la nueva remesa de superhéroes regionales que surgió en el 2004 de la mano de AK Comics en la capital egipcia -artífices de personajes como ’Zein, el último faraón’- y continuó con la serie ’Los 99’, de la firma kuwaití Teshkeel Media Group (TMG).
"La historia del cómic en Oriente Próximo es realmente un caso de cultura interrumpida", dice Sve Larsen, de TMG, recordando que el propio Líbano era uno de los referentes de estos diseños en la década de los sesenta, cuando las traducciones al árabe de Superman, Batman o Tarzán hacían furor entre los más jóvenes. Larsen afirma que durante los 70 se llegaron a vender más de 2,5 millones de ejemplares de estos cómics en la región.
"El cómic libanés y árabe han necesitado mucho amor, esfuerzos y genio. Sería injusto y cruel dejar que se pierda su historia", concluye Henry Mathews, otro artista libanés que prepara actualmente una enciclopedia sobre la historia de estos tebeos en el mundo árabe.
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