Por Raquel Sierra
Era mujer y negra, pero esas características no fueron obstáculo para sumergirse en las aguas del cine. Todo lo contrario, Sara Gómez, la primera directora de cine del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos de Cuba (ICAIC), las convirtió en aliadas.
Murió joven, con apenas 32 años. Sin embargo, su obra perdura. En las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo, Sara incursionó primero en los documentales y luego en la ficción, con su obra De cierta manera, de cuyo estreno se cumplen 30 años en 2007.
Su obra documental de los sesenta incluye títulos como Sobre horas extras y trabajo voluntario, La otra Isla, Una Isla para Miguel y Mi aporte, que se acercan, desde su mirada, a los cambios sociales tras el triunfo de la revolución cubana, en 1959, y su influencia en la vida de las personas.
En blanco y negro aborda los prejuicios raciales, la discriminación, la marginalidad y sus consecuencias para las familias, el machismo, el rompimiento con el pasado y los programas sociales dirigidos a mejorar la vida y dignificar a cubanas y cubanos.
Los temas y problemas que escogió, el tratamiento que les dio y la originalidad de su enfoque la ubicaron entonces en la vanguardia y hoy, en el contexto de la sociedad actual, muchos de sus mensajes resultan contemporáneos.
Para Jorge Fernández, vicerrector del Instituto Superior de Arte de La Habana, en su obra hay artistas que se anticipan, que trascienden su tiempo. "No sólo se quedó en el lenguaje del cine; su lenguaje fue bastante vanguardista y trasgresor para su época".
"El trabajo de Sara Gómez sigue dialogando con lo que se está haciendo en el cine joven, en el documental cubano y en la ficción", agregó Fernández durante el coloquio "Sara Gómez: imagen múltiple", efectuado la pasada semana en La Habana.
Para Sandra del Valle Casals, investigadora del Centro Juan Marinello y presidenta del comité organizador, el evento rindió homenaje a la obra y la figura no sólo de la primera mujer que hizo un largometraje en el ICAIC, sino también a quien llevó al cine temas de honda actualidad.
El encuentro también permitió apreciar el audiovisual cubano desde una perspectiva de género, "porque consideramos importante ampliar el espectro analítico y revelar los constructos de género que se manifiestan en el audiovisual cubano", comentó del Valle.
"El trabajo de Sara Gómez es muy relevante, por las temáticas que abordó como mujer, negra y revolucionaria. En ella hay una preocupación por el proyecto social de la revolución cubana desde muchas perspectivas y es un legado como análisis de esa realidad", explica.
A juicio de Del Valle, en esta directora hay una búsqueda y perspectiva antropológicas y sociológicas para acercarse a la realidad de su época. Hay aspectos que son producto de su momento, pero hay otros que nos llegan de cerca.
"El realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea decía que se sentía feliz cuando su obra envejecía, porque significaba que los problemas que planteaba estaban superados. En los temas de las cintas de Sara, hay historias que no están superadas y por eso, entre otros aspectos, sigue vigente", agregó la especialista.
Para la estudiosa canadiense Susan Lord, se trató de "una mujer muy valiente, muy avanzada para su tiempo en el tema de las posibilidades de cambiar las relaciones entre grupos sociales diferentes".
"Todavía hoy día hay pocas obras con esa imaginación, con esa manera de filmar para hacer un mundo más democrático", agrega. "Ella está en el grupo de la vanguardia. Su obra puede dar al mundo de hoy, lleno de globalización, maneras para inventar relaciones y hacer un puente, un diálogo entre los aspectos éticos, estéticos y políticos", dijo a SEMlac.
SARA, IMAGEN MÚLTIPLE
Inés María Martiatu, escritora y amiga de Sara, tuvo el privilegio de conocerla desde la niñez. Juntas estudiaron piano y ejercieron el periodismo y juntas entraron a un seminario de investigación, en el que tuvieron como profesores a relevantes intelectuales cubanos.
"Ella siempre fue muy consciente de lo que hizo; deliberadamente, su cine fue inquisitivo, por eso es muy especial, muy de ella", comenta.
"Cuando hubo problemas para el estreno de De cierta manera, llevó al teatro la puesta Al duro y sin careta, basada en la película, que fue un gran detonador. Personas que nunca habían ido al teatro, lo hicieron para ver algo que reflejaba su realidad", recuerda Mario Balmaseda, protagonista del filme.
"Sara trasladó al cine su propio contexto. Se situaba en el medio de los problemas, sin distanciarse. No montaba una historia, utilizaba el testimonio de las personas, el drama de su mundo, apartado del discurso oficial de cómo debían comportarse; se jugaba la vida con ella misma, se arriesgaba artística y emocionalmente", agrega.
A juicio del realizador Jorge Luis Sánchez, director de la reciente y premiada película cubana La historia del Beny, "Sara es irrepetible y el cine que hizo nadie más lo ha podido hacer. Es una cineasta y no una documentalista, término que intenta reducir la obra de los cineastas y escamotearles su calidad. Ella se ubica en la punta de la vanguardia".
DE CIERTA MANERA
En la ópera prima de Sara, De cierta manera, una maestra es enviada a trabajar a un lugar donde fue demolido un barrio marginal y se han construido casas con mejores condiciones, con el fin de transformar la realidad y la mentalidad. La profesora comienza una relación sentimental con uno de los habitantes del lugar. Hay problemas con algunos alumnos, conflictos, incomprensiones y dudas en la pareja.
Según Fernández, el filme tiene elementos muy interesantes, "se están mezclando la ficción, el documental y algo de lo que se habla hoy, el intergénero y lo intertextual, todos esos fenómenos que se analizan actualmente desde la teoría del arte y los estudios culturales. Todo eso Sara se lo estaba planteando en aquel momento".
"Pero también esa manera de llevar el kitsch, esa mirada antropológica, de unir los procesos de la marginalidad, llevarlos a la alta cultura y hablar de ellos desde dentro, desde sus vivencias. Era la idea de vivir el arte como experiencia", explica a SEMlac.
"Fue un drama que muriera con apenas 32 años, que dejara inconclusa la película (fue terminada por otros realizadores), pero conocer su obra es parte de esta identidad, de la nación y del espíritu de esta isla", agrega.
"La narrativa tiene un tono de caos, no sigue una estructura lineal y tiene digresiones constantes en todo el hilo narrativo. Hay una deconstrucción de la propia historia. Y todo eso era Sara. Ahí está el tema de la mujer, de la racialidad, que son fenómenos que hoy se están discutiendo y están más presentes que nunca".
Para el realizador cubano Rigoberto López, en esa película Sara integró de manera vanguardista el testimonio, el documental, la ficción, el docudrama y el distanciamiento para lograr una obra de originalidad y frescura, que aún hoy la convierten en una de las películas más actuales y contemporáneas del cine cubano.
Además, agrega Fernández, "coincide que es una mujer negra, con una conciencia de raza, que aparece también en un material como Crónica de mi familia. Allí están desde la abuela, que es la tradición; hasta la mujer más casta y una de las tías, la más hereje, que todos rechazan".
"Y a partir de esa familia, de un hecho fragmentario y local, está reflexionando sobre la sociedad y los prejuicios raciales, la marginalidad, la discriminación, el derecho que tiene la mujer de amar, con una conciencia, una raigambre, una fuerza que todavía tiene mucho que decir", considera.
"En el corto Mi aporte retoma el tema del negro, la marginalidad, que fue casi un recurrente, obsesivo, en su obra. Ni la película y ni los documentales se han puesto viejos", afirma.
ABRIR CAMINOS
El camino que hace muchos años abrió Sara Gómez en Cuba tiene sus seguidoras, aunque el parto ha sido difícil y largo. Aun cuando en estos tiempos crece el número de mujeres detrás de las cámaras de cine, no son tantas todavía.
Según el vicerrector del Instituto Superior de Arte, "el tema de los géneros es polémico. Hay quienes consideran que las obras de arte lo son, independientemente de que estén hechas por hombres o por mujeres. Pero creo que, evidentemente, hay una sensibilidad femenina, una mirada desde la mujer, desde su propia identidad", señala.
Para del Valle, cada día más mujeres están haciendo una obra: se ven no sólo realizadoras, se ha abierto la gama a otro tipo de especialidades, como la fotografía, que ha estado muy vedada a las mujeres, o el sonido.
"De pronto, las mujeres estamos en todas las especialidades", reflexiona. Sin embargo, han tenido que pasar 30 largos años desde el estreno de De cierta manera para que otra cubana, Rebeca Chávez, esté filmando su primer largometraje de ficción, según trascendió en el Coloquio sobre Sara Gómez.
Fuente: CIMAC/SEMLAC
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