Chile: estudio sobre liderazgo femenino

Por Cecilia Yáñez/ La Nación

En su mayoría católicas, casadas o separadas, con estudios superiores, mayores de 45 años y con más de 17 años de militancia en algún partido político. A nivel nacional son poco más de tres mil y para conseguir llegar al lugar dirigencial en el que se encuentran debieron sortear varias dificultades porque deben demostrar que son capaces.

En el ámbito social, la mayoría de las líderes son de origen urbano, principalmente de Santiago, con niveles educacionales de los padres por sobre la media y buen acceso a la salud y educación.

Ésos son los principales resultados de un estudio sobre el carácter del liderazgo femenino realizado por la Fundación Chile 21 y dado a conocer ayer por su directora ejecutiva, Clarisa Hardy.

A la luz de los antecedentes revelados, lo más preocupante es el actual patrón etáreo de las dirigentas: sólo el 7,3% tiene menos de 30 años y el 46,2% tienen entre 45 y 59 años, incluso el 10,1% de las líderes en ejercicio sobrepasa los 60 años. “Los liderazgos juveniles son prácticamente inexistentes”, sentenció la directora de Chile 21.

Esta situación, añadió, está relacionada con las exigencias que se le imponen a estas mujeres para llegar a uno de estos cargos, no por nada en promedio las actuales líderes tienen 17 años de militancia. Estos requerimientos también explican por qué la mayoría de las líderes provienen de la elite del país.

“El acceso de las mujeres a la política no es sólo una cuestión de cupos, hay que democratizar el sistema político y el ingreso de las mujeres al poder. La democratización beneficiará a hombres y mujeres.”, señaló Hardy.

¿Se incorporarán las actuales dirigentas estudiantiles? Eso está por verse, responde. Una segunda parte del estudio incluirá datos acerca de los comienzos del liderazgo de las actuales mujeres y con ello se podría obtener una proyección.

CON Y SIN PARTIDO

Un tercio de las mujeres que ejercen altos cargos políticos y de representación social no reconocieron militancia ni identificación con algún partido político o coalición. Según Hardy, este apoliticismo se concentra principalmente en el ámbito de las organizaciones sociales, gremios empresariales y sindicales; mientras casi la totalidad de las mujeres que se desempeñan en el ámbito político sí tiene filiación.

Además, de acuerdo a los resultados, se evidencia que en promedio las mujeres que sí pertenecen a alguna coalición o partido tienen en promedio 17 años de militancia.

Las que se reconocen de derecha ejercen su liderazgo en el ámbito político; las de la izquierda extraparlamentaria, en el social y las de la Concertación, en ambos por igual.

La mitad de las líderes que milita reconoció adscribir al partido antes del retorno a la democracia, sobre todo las que están ligadas a la Concertación y a la izquierda. Sin embargo, en el caso de las mujeres cercanas a la Alianza por Chile, su incorporación a este mundo fue recién a partir de 1990 y en mayor proporción en este gobierno.

UNA VIDA POSTERGADA

El ejercicio de puestos de liderazgo ha significado la postergación de la maternidad y el matrimonio para muchas mujeres. El 82,9% de las menores de 30 años que están activas en la vida política y el 38,3% de las que están entre los 30 y los 44 años, reconocen ser solteras.

Respecto de la maternidad, por el patrón etáreo, la mayoría de las actuales líderes son madres de hijos mayores y adultos y más del 80% de las menores de 30 años no tiene hijos. De hecho, el promedio de hijos (1,96) está por debajo de la tasa de la población total.

Esta postergación también está relacionada con el nivel de estudios de estas mujeres. El 33,2% de ellas tiene estudios universitarios completos y de este grupo, casi el 25% tiene además estudios de postítulos o de postgrados.

La mayoría de las mujeres líderes se reconocen católicas (70,6%), pero también las agnósticas y ateas sobrepasan la tasa nacional. De ellas, cerca del 90% militan en el PS, PPD, PC y la izquierda extraparlamentaria.