Reivindican a poetas relegadas por su condición femenina

Eva Muñoz San Lorenzo de El Escorial- Ana Rossetti, Clara Janés, Victoria Atencia, Amparo Amorós, Olvido García Valdés, Concha García, Blanca Andreu... No es una relación exhaus- tiva, pero reúne a algunas de las mejores poetas españolas contemporáneas, de cuya obra se ocupa el curso «Poetas españolas de fin de siglo», dirigido por Rosa García Rayego, Directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, se inauguró ayer en San Lorenzo de El Escorial. Y es que, según destaca esta investigadora «a partir de la década de 1970, hay una gran proliferación de poetas mujeres, de una variedad considerable, de una diversidad interesantísima y de una alta calidad. Pero, en la poesía como en otros ámbitos, las mujeres aún están algo marginadas por los hombres». Y este curso pretende justamente darles «visibilidad», así como reivindicar su «mirada otra» sobre el mundo, incluso «abrir una línea de investigación o de estudio aquí en la Universidad Complutense».

Poetas mujeres que «juegan un papel decisivo en la poesía contemporánea puesto que abren una perspectiva diferente en el campo poético-literario, la suya, la de las mujeres». No porque «haya que hacer una diferencia tajante entre hombres y mujeres, que pueden hablar de las mismas cosas», sino porque es una mirada «propia» y «diversa», que se expresa, por ejemplo, «en una toma de conciencia como sujeto, y ya no como objeto (de la mirada masculina)», así como en la «transgresión», a través del lenguaje, del «modelo patriarcal dominante».

Más allá de esa perspectiva que las pone en relación, hay sin embargo «una gran diversidad temática y de estilos», aunque García Rayego destaca una «línea actual hacia la sencillez, la claridad y la transparencia, que no está exactamente en relación con la poesía figurativa o de la experiencia sino que es una línea más personal, más honda, más individual por parte de las poeta».

Y en esta línea cabe situar hoy a Blanca Andreu, que también participó en el curso. Ella misma reconoce que es «completamente voluntaria» la evolución desde la poesía de estilo más surrealista y lenguaje más barroco de su primer poemario a su más reciente «La tierra transparente» (2002. Premio Laure» Mel»), más sobrio, más claro, más «luminoso», pues amén de esa voluntad de claridad, «llegar a hacer algo que sea sencillo y original al mismo tiempo me parece el máximo reto, es imprescindible que el lector pueda acceder a los textos», dice, también ha prescindido «del negro». «Es más difícil pintar sin negros, porque el negro da mucha fuerza al texto, pero yo creo que de lo que escribe se vive». Respecto a dilatado espacio de tiempo que ha pasado desde que publicó su anterior poemario, «Capitán Elphistone» (1989), la poeta dice que ha estado tiempo sin publicar pero no sin trabajar: «Se publican muchísimos libros que sería mejor no publicar, y yo no quiero contribuir a eso».

Fuente: La Razón