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Sábado 27 de febrero de 2016

Wall Street es misógino, denuncia la exejecutiva Maureen Sherry en un libro

Por Lara Malvesí

La "misoginia" en Wall Street, donde "durante décadas centenares de mujeres han salido dañadas y humilladas con un cheque a cambio de su silencio", centra el libro "Opening Belle" escrito por Maureen Sherry, una exejecutiva de la desaparecida firma Bear Stearns.

En una entrevista con Efe, Sherry explicó que las empresas del sector financiero se blindan contra las demandas por discriminación con la cláusula U4, que obliga a los empleados a resolver internamente cualquier queja y que deben firmar obligatoriamente como parte de sus contratos en los principales bancos.

Sherry, que dejó la banca de inversión en 2008 coincidiendo con la adquisición de los restos de Bear Stearns por JP Morgan Chase, ha recogido en "Opening Belle" (Simon&Schuster) parte de sus experiencias y las de otras mujeres que trabajan en Wall Street.

"No solo son reales todas las historias sino que muchas están edulcoradas", explicó la autora de "Opening Belle", que será llevada a la gran pantalla aunque todavía sin fecha de estreno.

Warner Brothers ya se ha hecho con los derechos, aunque fue la actriz estadounidense Reese Witherspoon la primera en interesarse por llevar el libro al cine.

Esta particular historia de Caperucita Roja en Wall Street habla del robo constante de las ideas de las mujeres por parte de sus compañeros varones, las peticiones de reuniones por parte de las empleadas que los jefes leen como aceptación de cena y cama, o la ascensión laboral basada en el físico y no en los méritos. Esos son solo algunos casos comunes en Wall Street, según Sherry, quien también lamenta que mujeres que lo dieron todo por su empresa y que ni siquiera tienen hijos ni relaciones duraderas ven con frustración como nunca consiguen subir más allá de departamentos como mercadotecnia o recursos humanos.

"No ha habido nunca una mujer consejera delegada (CEO, en inglés) en Wall Street. Nunca en la historia", remarcó.

"Las humillaciones además sobre la mujer continúan también cuando eres madre", explica Sherry, que aunque nunca dejó de contestar correos electrónicos durante las escasas semanas que se tomó tras el parto descubrió que sus cuentas habían sido repartidas entre otras personas a su vuelta.

Denunció que, "en la misma época, un compañero tuvo un accidente y nadie tocó nada de su cartera ni sus comisiones", aunque "tardó más" en reincorporase al trabajo que ella.

"Es como que en Wall Street nadie cree que puedas seguir haciendo un buen trabajo y también ser madre", señaló, y encima, rememoró, "cuando volví tuve que aguantar que mis compañeros mugieran a mi paso cada vez que iba al baño para sacarme la leche".

Según Sherry, el ambiente del parqué neoyorquino y la banca de inversión es como "un gran campus universitario proclive a las conductas machistas".

"En estos ambientes abiertos, sin paredes ni oficinas, la gente toma mucha familiaridad con el resto y en parte es divertido, pero ese exceso de confianza termina con gente que sale dañada", explicó.

Y relató que "se respira un cóctel de gran ambición y testosterona en el ambiente, con gran excitación por el dinero de los bonus".

La protagonista del libro, Belle McEllroy, participa de la creación -como ocurrió también en la vida real- del grupo "Glass Ceiling Club" (Club del techo de cristal, en inglés) de mujeres con voluntad de cambiar esos comportamientos en Wall Street.

"Existen pocas experiencias así de solidaridad femenina", dijo Sherry, que al ser preguntada sobre si cree que una mujer presidenta de EE.UU. puede cambiar las cosas, se limitó a responder que "las mujeres desgraciadamente no nos caracterizamos por ayudarnos las unas a las otras".

Sherry, nacida y criada en el barrio neoyorquino del Bronx, es estadounidense de primera generación. Su padre, irlandés, trabajó de portero en Nueva York en un edificio en el que vivían varios altos ejecutivos de Wall Street.

Unos años más tarde, y tras licenciarse en la universidad de Cornwell, la autora consiguió cobrar más de un millón de euros al año en Bear Stears.

"Así es este mundo. La desregulación total, la ley de la selva, que tiene cosas buenas y malas. En Wall Street uno puede entrar y ganar mucho dinero en poco tiempo. El sueño americano", añadió.

"En este mundillo las empresas celebran la ambición sin límites. Mi jefe solía decirme que contratase a menos personas con un MBA (título de máster en administración de negocios) y a más con perfil ’PSD’" (las siglas en inglés de pobre, listo y determinado a ganar dinero), rememoró.

Fuente: EFE



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