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Presentación del libro "La maestra republicana" de Elena Moya, Madrid

5 noviembre 2013

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Lugar: Insitituto Internacional (c/Miguel Angel, 8 Madrid)

19:30 horas


Elena Moya nació y creció en Tarragona. Tras licenciarse en Periodismo en la Universidad de Navarra, trabajó en El Periódico de Catalunya y obtuvo una beca Fulbright para realizar un máster en Periodismo Financiero en Estados Unidos. Elena se estableció en Londres como perio­dista financiera hace quince años, durante los que trabajó en las agencias de noticias Bloom­berg y Reuters y luego en el periódico The Guardian. También realizó una diplomatura en Creative Writing en el Birkbeck College, de la Universidad de Londres. Ahora escribe informes financieros para una gestora de fondos de inversión.

Los olivos de Belchite fue su primera novela, que antes de llegar a España ya triunfó en el Reino Unido con apariciones en varios medios y excelentes críticas. Ferviente viajera y afi­cionada y jugadora de fútbol, Elena vive con su pareja, María, en el norte de Londres. La maestra republicana es su segunda y esperada novela.

Sinopsis de la obra

Grandes expectativas tenía Vicent Fernández, alcalde de Morella, al plantear vender la antigua escuela del pueblo. Aprovechando la coyuntura económica e inmobiliaria, pretendía especular con la operación y obtener una importante cantidad de dinero. Su proyecto contemplaba diferentes posibilidades: construir bloques de pisos, un casino o un centro satélite en España del prestigioso Eton College. Si para las dos primeras opciones, Fernández ya contaba con algún inversor y el apoyo interesado del presidente de la Comunidad, para estudiar sobre el terreno la tercera se había desplazado hasta la villa castellonense Charles Winglesworth, uno de los directores del colegio inglés.

«Aquella anciana parecía muy en contra de Vicent y Charles quería saber, antes de comprometerse con la escuela, si aquello eran manías de persona mayor o si había más razones de fundamento que él debiera conocer.»

Sin embargo, existía una oposición decidida y firme con la que precisamente no contaba el alcalde, la de Vallivana Querol, una antigua maestra republicana que a finales de los setenta había regresado al pueblo de un largo exilio, para seguir desarrollando su labor docente. Ahora, ya jubilada pero todavía luchadora, reclamaba la dignidad de la memoria, esa que representada en su vieja escuela, la impelía a intentar frenar su conversión en un vulgar casino o en un brazo de un centro tan elitista como Eton. Ella preferiría transformar el edificio en un flamante centro cultural que retomara el espíritu igualitario y tolerante de la antigua Residencia de Señoritas en la que había estado becada. En su búsqueda de apoyos no duda en trasladarse hasta Madrid.

«—Este lugar nos dio sobre todo seguridad —dijo—. Aquí nos sentíamos protegidas, respetadas. El ambiente nos proporcionaba dinamismo y nos exigía dar lo mejor de nosotras mismas, pero sin leyes, normas ni castigos. Pensábamos que nos íbamos a comer el mundo, pero para dejarlo mejor.»

Fueron necesarias varias visitas a la localidad las que tuvo que hacer Charles hasta terminar haciendo la oferta que consideraba adecuada. Cantidad que no casaba con los calculados planes de Vicent. Durante ese periplo, el inglés terminó cogiendo cariño a Valli, con la que compartió tardes, excursiones y charlas: su espíritu y pasado republicanos, la contienda, su paso por la Residencia de Señoritas, la lucha entre los maquis, el exilio… Y aún así todavía quedaban muchos temas que tratar entre ellos. Pero si con alguien verdaderamente conectó fue con Isabel, la hija del alcalde, que parecía haberle cambiado su actitud ante el amor y la familia.

«Qué mujer más fuerte, pensó Charles, recordando que la anciana tenía casi noventa años y sintiéndose un poco culpable por el trote que le habían dado. De regreso a la fonda, un tanto preocupado por haber visto a Valli bastante fatigada al final, Isabel le había tranquilizado, siempre amable, asegurándole que la mujer era francamente incombustible.»

Aunque por corruptelas políticas y una evidente diferencia de objetivos, la operación parece inclinarse hacia el lado no deseado por Valli, la providencial aparición de Sam Crane, nieta de una antigua compañera de residencia, parece poner alas a unas ilusiones que inesperadamente se cruzan con heridas del pasado nunca olvidadas ni cerradas.



2013-10


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