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Marcell Shehwara, bloguera siria

Entrevista realizada por Mónica G. Prieto en Beirut para Periodismo Humano

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No es frecuente que los activistas sirios comprometidos con la revolución, se muestren pesimistas. Sin embargo Marcell Shehwara, 28 años y una de las iniciadoras de las manifestaciones en Aleppo, dudaba en las últimas semanas, antes de los acontecimientos en Damasco, de que logren su objetivo. “Por primera vez me preocupa que gane Assad”, explicaba en una cafetería de Beirut horas después de haber abandonado Siria rumbo a Europa, donde ha participado en unas conferencias antes de regresar a su país.

“Al tiempo que el movimiento se hace más fuerte, es más difícil mantenerlo pacífico. En dos o tres meses más, me temo que todo el mundo tendrá armas en Siria”, explica con cierta frustración. “Bashar sabe que si mata a un millón de personas acabará con la revolución y está dispuesto a ello. Porque a él no le importa si muere gente, pero a nosotros sí nos importa”.

Esta dentista, diplomada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Damasco, es conocida en Siria por su blog (en árabe, muy crítico con el régimen) y también por su activismo en la revolución. Perteneciente a la minoría cristiana, es un buen ejemplo de cómo el levantamiento popular ha unido a miembros de todas las religiones.

En los últimos tiempos, su vida está asociada a las malas noticias. Su madre, Marina, fue asesinada por disparos de hombres del Baaz cuando regresaba de una boda a bordo de su automóvil. En su cuenta Facebook explicó los hechos, que considera completamente casuales. “Los guardias del partido decidieron abrir fuego contra el coche por detrás. Una bala se llevó la vida de mi madre, así de simple, y me arrebató su presencia en mi vida. A aquéllos que creen que las bandas armadas la mataron, tenéis razón. Una banda armada la mató. Y esa banda armada es el régimen”

Meses antes, su mejor amiga, la defensora de los Derechos Humanos Razan Ghazawi, premiada por su activismo este año por Front Line Defenders, había sido arrestada por enésima vez. Habían compartido piso en Damasco. Tan tristes circunstancias, así como su religión, cree que la mantienen relativamente a salvo. “No les conviene causarme problemas”, afirma, pese a ser bien conocida por las autoridades como una de las promotoras de las marchas antirégimen en su ciudad. Unas movilizaciones tímidas que tomaron entidad a medida que la represión costaba vidas.

“La gente de Aleppo quiere vivir, quiere implicarse en la revolución pero no al precio de morir por ello. Son empresarios y se preocupan del mismo”, explica Marcell. En 2011, la primera protesta apenas congregó a unos centenares de personas. “La revolución la empezamos los universitarios y la gente educada. Al principio no éramos más de 300, porque la gente no sabe cómo participar o cómo luchar para conseguir sus derechos. El régimen solía dispersarnos enviando a 20 shabiha. Eran movilizaciones pacíficas pero el régimen cambió eso cuando comenzó a disparar en Marjeh (en enero). Ese es un barrio donde priman las relaciones tribales y todos se sublevaron. Los suburbios de alrededor les secundaron en solidaridad. Los cientos son ahora miles y miles. No hay ningún barrio todavía al margen del control del gobierno como en Homs pero las movilizaciones son diarias”, explica.

La gente educada terminó dirigiendo a los barrios más desfavorecidos, como Shakhour o Salahadin, que ahora se han convertido en el centro de la revolución de Aleppo. En esta ciudad las cosas han sido muy distintas a lugares como Homs, Idlib o Deir az Zor.

En la capital comercial siria no hay vocaciones de martirio. “La gente allí no quiere convertirse en Baba Amr, no tenemos el valor de ser los mártires de la revolución. Yo misma, si veo un miembro del FSA en la manifestación, me marcho de la misma. Aleppo es una de las pocas ciudades donde todavía se pueden ver carteles como el que se exhibió en el barrio de Salahadin (enclave de la oposición) donde se leía: no queremos que el ELS nos proteja”, recuerda.

“Fuimos muy ingenuos. Pensábamos que el mundo reaccionaría ante todas estas masacres. Ahora sabemos que le mundo lo sabe y permite que nos maten. La gente me dice: ya no podemos seguir con las rosas”, dice en referencia al carácter pacífico de las protestas.

http://www.marcellita.com/


Lee el texto completo en "Periodismo Humano"


2012-07


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