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Hackear es político

Por Verónica Engler 2000

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Barbara Thoens es una de las pocas integrantes femeninas del mítico Chaos Computer Club (www.ccc.de), un grupo de hackers de Alemania que desde principios de los ‘80 viene realizando congresos anuales para intercambiar información acerca de todo ese fluido misterioso que se mueve en el underground digital.

Ella es un muy buen ejemplo para romper estereotipos: no es varón, no es un jovenzuelo X que mientras tomaba la mamadera jugaba a los videogames, tampoco es un teenager lánguido que oculta su carita llena de acné tras el monitor de su computadora, y mucho menos es una chica tímida que mata sus frustraciones amorosas "rascando código". Muy por el contrario, Barbara es una hermosa mujer que ya promedia la cuarentena (aunque aparenta muchos menos) y es muy simpática. Locuaz a la hora de contar su historia con el maravilloso mundo de los dígitos, la fémina germana no se amilana por su dificultad para expresar en inglés lo que tiene para decir.

Lo que sigue es el resultado de una charla que tuvo lugar en Rotterdam (Holanda) en marzo de 1999, en uno de los intervalos entre las actividades que se llevaron a cabo en el marco del II Congreso Internacional de Ciberfeminismo (www.obn.org), en donde Barbara disertó sobre "Linux y la filosofia del free-software".

Chica multifacética

Otra de las rarezas de esta fémina devenida hacker es que al momento de comenzar su relación con las computadoras ya estaba por cumplir los treinta años, y su formaci-ón provenía de las humanidades: había pasado más de diez años en la Universidad de Heidelberj para diplomarse en pedagogía, sociología y ciencias políticas. La joven blonda en esa época también recorría Alemania con su grupo de musica punk Eispruhj (Ovulación), la primera banda formada por mujeres en Alemania.

Al terminar sus estudios, la cientista social se encontró con la dura realidad del desempleo, y fue justamente esta desavenencia la que la llevó a tener su primer acercamiento intensivo con el mundo de la programación. "Terminé mis estudios al principio de los ‘80 y en el ‘84 más o menos, me mudé a Franckfurt para comenzar unos cursos de computación, porque el gobierno tenía un programa para los desempleados: te pagaban los cursos para estudiar programación a cambio de que luego, cuando estuvieras empleada, les pagaras una proporción de tu sueldo. Era bastante duro, porque esos cursos te tomaban unas 10 horas al día, teníamos que aprender un montón de lenguajes de programación. Era bastante difícil porque cada dos semanas teníamos que pasar un test programando algo, tenía que estudiar mucho. Pero la verdad es que fue muy bueno para mi, porque yo nunca hubiera podido pagar ese curso ya que era muy caro.”

Después del curso, la novel programadora se mudó a Berlín para probar suerte con sus nuevas armas. "Ahí conseguí un trabajo como programadora y esa fue la primera vez que programé por plata. Realmente no me pagaban muy bien pero para mi, que nunca tenía plata, era bastante. Cuando terminé mi trabajo en la compañía de Berlín, empecé a enseñar programación de lenguajes en institutos. Por una parte fue una buena experiencia, pero a mi no me llenaba del todo enseñar porque a mi lo que me gusta es programar. Pero en esa época para las mujeres era más fácil conseguir trabajo en la docencia que en programación. Es una cuestión histórica, se supone que los hombres son mejores en esas cosas, no se acostumbraba a contratar a las mujeres para esos trabajos, ahora ha cambiado un poco, pero en los ‘80 no era común.”

Sumergida en el Chaos

La primera vez que Barbara asistió a un congreso del Chaos Computer Club (CCC) fue en 1989. "En esa época yo creía que eran reuniones secretas, pero cuando fui ahí me di cuenta de que no era como imaginaba. En Alemania todos creen que es algo misterioso, pero es una especie de mitología que hay en torno al CCC. Los hackers son muy simpáticos y amistosos, y cuando hay una mujer ellos son encantadores. Realmente te sentías muy bien.”

En ese encuentro Barbara conoció a una de las pocas congéneres que por esa época tenían una presencia activa en el CCC: Rena Tangens, otra de las hackers que estuvo disertando en el II Encuentro Internacional sobre Ciberfeminismo.

- ¿Eran las dos únicas mujeres en ese momento en el CCC?

No. Había otras mujeres pero en el background, generalmente eran las novias de los hackers, que no estaban realmente interesadas en computadoras. Había pocas mujeres.

Mi comienzo en el CCC fue muy gracioso. Cuando yo llegué era linda y había ido sola. Después de un tiempo algunos de ellos comenzaron a decir que yo era una espía, porque la mayoría de las mujeres van con sus novios. Yo había aprendido a programar y quería conocerlos porque estaba muy interesada, y me acercaba a ellos para socializar y les preguntaba el nombre y ese tipo de cosas, pero para ellos no era algo normal, realmente estaban molestos de que les hiciera preguntas personales. Yo no era nada paranoica, pero tuve que aprender de eso. Ahora ya sé que no es bueno preguntarle el nombre a un hacker cuando lo acabas de conocer.

Después de un tiempo de todos esos incidentes, un chico del CCC hizo un pin que decía "Yo soy un espía”, y en el siguiente congreso que se realizó, casi todos los hackers que asistieron llevaban ese prendedor que decía "Yo soy un espía”, fue muy gracioso.

-¿Cómo empezaste a interesarte en el tema del hacking?

Bueno, la tradición de la cual provengo es la de los movimientos de izquierda, la de mi familia pero también la de mi propia historia estudiantil. Mientras cursaba mis estudios yo estuve en diferentes grupos: de mujeres, anarquistas... no grupos organizados como la izquierda tradicional, porque a mi no me gustan ese tipo de organizaciones jerárquicas, eran grupos de acciones espontáneas. Entonces siempre estaba buscando la forma de conectar mis conocimientos en computación con cuestiones humanísticas. Quería saber que tenían que hacer las computadoras con los seres humanos y donde estaban los problemas... y en eso está el CCC, viendo esas cuestiones. Todo eso tiene que ver con mi tradición de luchar en contra de las estructuras autoritarias en la sociedad.

Entonces, cuando fui a ver a la gente del CCC me di cuenta de que tenía que aprender otras cosas, no sólo Cobol, y fue realmente fascinante lo que me enseñaron. Por ejemplo, antes de eso yo no estaba conectada a ninguna red, en los ‘80 eso todavía no estaba bastante extendido. Y cuando yo fui al CCC inmediatamente ellos me explicaron como tener un módem y como conectarme a Internet. Entonces me compré mi primer módem que era de 2400 bps y tenía una pequeña Attari. Cuando volví a Berlín, me conecté la misma noche que llegué. Y tras instalar el módem mi cuenta de teléfono se incrementó bastante, porque empecé a utilizar mi primer mailbox, que era de un server de la comunidad del CCC que estaba en Holanda. Pero después pude entrar a otros BBS’s y pude comenzar a intercambiar información y aprender Unix y C.

Ser hacker

"Es una actitud de vida que significa que eres curiosa, que vives involucrada con sistemas (de computación), que te interesa averiguar que hay detrás de las cosas; pero no se trata sólo de cuestiones de computadoras. Se trata de hacer las cosas por una misma. Darte cuenta de que puedes armar tu propio sistema, de que puedes hacer tus propias herramientas: ésta es una de las cosas más importantes para mi del hacking. Porque para mi el hacking es crear y no destruir, puedes aprender mucho de eso.

El conocimiento esta conectado con el poder mucho más de lo que pensamos. Para mi es algo muy importante conseguir mi propio conocimiento y tener redes con otra gente para compartir el conocimiento. Es realmente bueno tener una comunidad con quien intercambiar estas ideas, creo que esto puede ser realmente subversivo."

Mientras trata de expresar en su inglés agermanado lo que significa para ella el hacking, Barbara recuerda con una sonrisa la primera acción importante (a nivel de repercusión pública) que realizó el CCC en sus inicios. Este famoso hacking en Alemania fue para mostrar que no era seguro hacer banking por Internet. Lo que hicieron en ese momento los caóticos muchachos que formaban el Club, fue tomar dinero de un sistema sin ser los propietarios del mismo, de esta manera demostraron que es muy peligroso manejar dinero por la Red, pero después de la demostración devolvieron el dinero, y esa fue una de las razones por las que la gente comenzó a creerles y a tomar en cuenta sus advertencias.

-¿Hackear es politico?

Sí, hackear es político. Pero crackear no.

Porque cuando tomas el hacking como una herramienta para construir información y sistemas de información, puedes mostrar qué hay detrás de esas técnicas, puedes mostrar qué hay construido detrás del software del mainstream.

Lo primero que sabes es que los sistemas no son seguros del todo. La mayoría de las compañías no lo admiten, tratan de ocultarlo.

También puedes mostrar que esos sistemas tienen información escondida muy peligrosa para la gente, por eso para mi es político mostrar eso: que los sistemas no son seguros y que la información personal es vulnerable.

Por ejemplo, hay determinadas características escondidas en el software de Microsoft que la gente no conoce, algunos software tienen subprogramas (como los Troyanos: no los ves pero están trabajando en tu computadora) que se meten en tu sistema y te sacan información, revisan tu computadora sin que tú lo sepas y eso es algo que no puedes controlar. Ese es el punto, que compras algo que toma el control por ti sobre tu vida, porque toma información tuya y se las entrega a las compañías a través de Internet. Eso es lo peligroso, porque hoy mucha gente esta conectada a Internet.

Creo que es muy político mostrar que es lo que el software esta haciendo con nosotros y también es muy político mostrar cómo el software funciona, cómo trabaja. Para mi, aprender es una cuestión política.

Entonces, lo político del hacking es mostrarle a la gente que no tiene una privacidad asegurada. En Alemania tenemos que trabajar bastante para cambiar la mentalidad de la gente con respecto a la privacidad, porque no creen que sean vulnerables, porque en Alemania la gente esta bastante segura, en general tienen un buen pasar económico, y dicen "no tenemos nada que esconder, por que debería usar PGP o ese tipo de software".

Y no es sólo una cuestión política de defensa de la libertad individual, porque cuando tratas de hacer negocios en Internet tampoco es seguro... Esta es una de las razones por las que creo que la criptografía tiene una chance. Hay una gran discusión a nivel gubernamental para no permitir usarla... y pienso que si las corporaciones no necesitasen la criptografía, no tendríamos chance.

-¿Por qué hay tan pocas mujeres hackers?

Yo creo que las mujeres históricamente no han estado realmente comprometidas en cuestiones técnicas, para mi esa es la principal razón. Las mujeres no han estudiado cuestiones tecnológicas por mucho tiempo. Las mujeres en Alemania adquirimos el derecho a estudiar recién en 1916, no es mucho, yo creo que se necesita una tradición de más años. En cambio los hombres están en esto desde mucho tiempo antes.

Conozco un montón de chicas del CCC y creo que ellas temen mostrar que no son tan buenas en cuestiones técnicas. Creo que esto se da por tradiciones culturales, por prejuicios.

El problema que veo que tenemos las mujeres no es con el software sino con las cuestiones mas técnicas del hardware, y creo que eso también es tradición. Creo que se necesita tiempo para cambiar esto, creo que las mujeres recién están comenzando en esto. Entonces, si quieres ser una hacker, tienes que saber cosas que no estén sólo relacionadas con el software.

Para abajo

"¿How low can you go?" (¿Cuán bajo puedes llegar?) es uno de los raps de los estadounidenses Public Enemy. Al ritmo de esta canción Barbara lanza una breve digresión acerca de uno de los debates que habitualmente se suscitan en las catacumbas de la cibernética: low-tech vs. hi-tech. "La low-tech es una cosa realmente buena. Yo tengo bastante presente que no sólo necesitamos la hi-tech, porque hay muchos del CCC que están fascinados con todo lo que es hi-tech. Yo soy más partidaria de la low-tech porque no creo que necesites un montón de RAM y una gran computadora para hacer buenas cosas. Hay gente del CCC que dice que ya no se necesitan más BBS’s, pero yo pienso que es todavía importante tenerlos, creo que es más independiente tener BBS’s porque para usar Internet la mayoría de la gente tiene que pagar.

Internet es una gran comunidad y lo que ahora necesitamos son comunidades más pequeñas, locales, donde realmente te puedas encontrar con otros para poder desarrollar un sentido comunitario. Creo que el problema hoy es poder actuar todos juntos como comunidad cuando hay algo por lo que luchar, me parece que eso está perdido, porque Internet es global y la gente no se encuentra cara a cara, sobre esa base no puedes actuar como comunidad ni luchar por algo. Por eso creo que son necesarios los encuentros cara a cara y no solo escribir (en la Red)."

Dos muertes misteriosas en el Club

La mitología construida en torno al CCC tiene numerosas historias y acciones memorables de las cuales nutrirse. Lamentablemente, esta saga también tiene en su haber dos misteriosas muertes entre sus integrantes. Una de ellas acontecida cuando el Muro de Berlín aún no había caído y el mundo todavía parecía dividido en dos, la otra muerte ocurrió en 1998.

El tono de voz de Barbara se torna mucho más grave a la hora de rememorar las historias de estos dos jóvenes, cuyas muertes se sospecha que estuvieron relacionadas con su conocimiento y sus actividades como hackers.

Karl Koch, es el protagonista de la primera historia trágica que terminó en muerte. Él, según cuenta Barbara, estaba bastante imbuido con las teorías conspiratorias que había leído en la trilogía "Iluminados” (escritos por Robert Anton Wilson). El héroe de esa saga era Hajbard Celine. Este héroe era el encargado de luchar contra una elite de poderosos que quería dominar el mundo. Karl Koch del CCC se identificaba mucho con este personaje y quería jugar ese rol, salvar al mundo, por eso eligió como nickname el nombre de este héroe de papel.

Karl o Hajbard Celine, como le gustaba hacerse llamar, hacia hacking para la Unión Sovietica, para la KGB. "El con otra gente del CCC hicieron un gran hacking (en un sentido negativo para mi), creo que fue en 1986, para venderle software a la KGB, porque como ellos eran de izquierda, pensaban que tenían que ayudar a la URSS a equipararse tecnológicamente con el poderío que tenía EEUU." En ese plan, los muchachos robaban software de Occidente para vendérselo a esa parte del mundo que se hallaba detrás de la Cortina de Hierro. "Y ellos conseguían el software por módem. ¿Te podes imaginar el tiempo que llevaba en ese momento bajarse software vía módem?.. Horas y horas.” Se ríe Barbara tratando de imaginar el caos telefónico que los muchachos estaban causando. Ese descontrol tecnológico sumado a que la troupé de Karl estaba bastante metida en el tema de las drogas, hizo que el Servicio Secreto Alemán comenzara a ponerles el ojo encima.

"Karl Koch al final estaba muy paranoico y no tenía dinero, y cuando necesitas dinero el hacking se transforma en algo peligroso", sentencia Barbara.

"Después el estuvo un tiempo en psiquiátricos, era muy inteligente pero se estaba volviendo loco. Y en ese momento fue a verlo un periodista que tuvo un acercamiento nefasto a la cuestión y le dijo ‘si muestras cómo es la vida de un hacker, te doy dinero’. Y este fue el principio del fin para él, porque en Alemania no está permitido que muestres un hacking ya que es un acto criminal. Yo creo que ese periodista es responsable de la muerte de él, porque al final Karl estaba realmente en problemas, porque tuvo que cooperar con el Servicio Secreto Alemán (SSA), tuvo que ir confesarles todo porque era la única posibilidad que tenía para evitar la prisión. Todo ese proceso fue muy nocivo para él porque no estaba psicológicamente estable."

Nadie sabe realmente que sucedió, pero al final Karl Koch desapareció por un tiempo, hasta que lo encontraron en un bosque cerca de Hannover quemado. Nunca se supo si fue un suicidio o un asesinato, porque hubo muchas cosas extrañas, por ejemplo nunca se hallaron sus zapatos ni las llaves del coche." Y Barbara agrega más sospechas, "Era un verano muy caluroso y el bosque donde lo hallaron quemado estaba muy seco y cuando el bosque esta así, apenas prendes fuego todo lo que esta alrededor se quema pronto, es muy fácil que se origine un incendio, y sin embargo donde lo hallaron a él, no había nada quemado, sólo su cuerpo."

Mucha gente en el CCC todavía piensa que alguien lo mató y todavía están tratando de averiguar quién lo hizo. Después de esta historia hubo una gran crisis en el CCC, un tiempo en el que nadie confiaba en la persona que tenía al lado: toda persona en el Club era un espía en potencia.

En 1998 los sentimientos de desconfianza generalizada y desazón volvieron a resurgir tras la muerte de otro joven en circunstancias misteriosas aunque muy distintas a las de Karl Koch.

"El nickname de este muchacho era Tron, era un hacker muy bueno, un experto en tarjetas de crédito, uno de los mejores en eso, y un día fue encontrado repentinamente ahorcado en un árbol”. Barbara continua su relato, tratando de hacer entender que el sentimiento de la comunidad del CCC fue de descreimiento total con respecto a las versiones oficiales de esa muerte. "La policía dice que fue un suicidio, pero nadie lo cree y realmente yo tampoco, porque no había nada extraño antes, sólo que era muy bueno en estas cuestiones técnicas de las tarjetas de crédito y telefónicas, por eso mucha gente trataba de comprarlo, pero él nunca quiso vender su conocimiento, sólo quería aprender y publicarlo.

Puede ser muy peligroso cuando se es muy bueno en estas cosas. También la mafia estaba interesada en él, porque puedes conseguir mucho dinero si conoces este tema.”

Hay una anécdota muy simpática en la biografía de Tron. Cuando era muy joven, antes de entrar al CCC, quería averiguar cómo funcionaban los sistemas de tarjetas telefónicas. Cuentan que una vez fue arrestado por la policía porque una noche robó un teléfono público de la calle, de los que funcionan con tarjeta y se lo llevó a su casa para estudiarlo. Y cuando la policía lo agarró el decía ‘tengo que estudiar este software y no puedo comprarlo’.

Su muerte fue un verdadero shock. Tenia 22 años, había terminado de estudiar y tenia un diploma en seguridad en ISDN. "Yo no lo conocí realmente porque él estaba en Berlín y yo en Hamburgo. Pero él era una persona muy tímida y desconfiada. Sólo lo vi una vez en el ‘97, lo miré a los ojos y parecía tan paranoico que pensé que no podría hablar con el porque debía estar suponiendo que yo era una espía. Pero tenía sus razones para ser paranoico. Después de su muerte, hallaron cartas de personas que querían comprar lo que el sabía o que querían contratarlo, un montón de veces tuvo que negarse porque a él no le interesaba eso. Creo que es muy peligroso cuando la mafia quiere comprarte algo y les dices que no."

Realmente no se sabe que pasó. Un día salió de la casa de su madre, estuvo desaparecido unos días, y luego lo encontraron colgado de un árbol. "Nosotros sólo sabemos que cuando desapareció estuvo todavía vivo por algunos días, porque él tenía teléfono celular y con eso se puede saber donde está la persona, se puede rastrearla, y nosotros sabemos por donde estuvo Tron antes de morir, pero cuando se aviso a la policía, ellos no chequearon bien esas áreas. Nosotros sabemos que si ellos hubieran hecho algo antes, probablemente lo hubieran podido ayudar."

Barbara y mucha gente del CCC sospecha que alguien lo obligó a matarse o lo forzaron psicológicamente para que lo hiciera. "El conocimiento es muy peligroso, y los hackers siempre quieren publicar el conocimiento, no quieren que sea un secreto, y eso es peligroso."


http://www.obn.org/hackers/text4.html


2000-11


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